El subsecretario de Medio Ambiente dijo que la superintendencia de la cartera en el Bío Bío trabaja en forma conjunta con otros organismos.
Esto para fiscalizar eventuales daños al medio ambiente, tras conocerse que en la zona existen sólo dos fiscalizadores que trabajan en forma directa con la superintendencia.
Las problemáticas ambientales que se deben supervisar en la región van desde episodios de malos olores hasta varamiento de millares de langostinos.
Ante las críticas, el subsecretario Ricardo Irarrázabal sostuvo que se trabaja en forma transversal con otros organismos y direcciones.
Según relató, el trabajo se desarrolla en conjunto con las seremis de Medio Ambiente y de Salud, a lo que se suma el trabajo de la Dirección General de Aguas y de Obras Hidráulicas, entre otras.
Irarrázabal señaló que es necesario poner a disposición de la Superintendencia la capacidad y técnica de otras reparticiones.
Para el subsecretario, quienes más saben de temáticas puntuales son los fiscalizadores de alguna repartición gubernamental especializada, los que están en la obligación de aportar datos cuando se requieran, a la Superintendencia del Medio Ambiente.