Tras la entrega de los resultados de la Evaluación Docente aplicada en 2012 se puede apreciar una leve mejora en las cifras en comparación con las arrojadas en 2011. Pese a lo auspicioso que podría ser este escenario, siguen las incertidumbres debido a que es un instrumento que aún debe ser perfeccionado.
La encuesta no permite apreciar, entre muchas cosas, lo que ocurre en el ámbito privado ya que solo se puede aplicar de forma obligatoria en los recintos municipales, despertando las dudas sobre si se garantizan los estándares mínimos en la enseñanza.
Además, el Estado, junto con evaluar de forma permanente a los docentes, tiene la obligación de identificar el origen del problema, fiscalizar las escuelas de pedagogía chilenas y entregar incentivos a los jóvenes con vocación que opten por esta carrera.
Revisa el comentario de Nibaldo Mosciatti.