El gran negocio de cementerios en Chile es de por vida y la falta de regulación en el mercado permite abusos incalificables y excesos sin nombre, con los deudos, a los que ahogan en un mar de deudas, sin permitirle un respiro.
Si usted es de quienes cree que ya ninguna noticia puede sorprenderlo o sorprenderla, después de escuchar la dramática historia que vive Malvyn Zurita Rivera va a tener que reconocer que se equivocó.
Hace más de tres años comenzó el martirio para esta mujer, residente en el sector Teniente Merino 1. En octubre de 2009 acudió con su hija al cementerio Parque del Sendero, para comprar una sepultura.
Nunca se imaginó que un mes después tendría que usarla, pues su hijo falleció producto de un paro cardiorrespiratorio.
Dentro de todo el dolor, la mujer sintió alivio por haber tomado la precaución de tener ya un lugar para que Luis, de tan sólo 19 años al momento de fallecer, pudiera descansar.
Eso, sin embargo, hasta cuando acudió al cementerio para realizar todos los trámites del funeral, ya que en el recinto les comunicaron que sólo después de 6 meses podían sepultarlo.
En medio de todo su dolor, sin que nadie le ofreciera una solución, apareció a quien Malvyn llama su ángel porque le cedió el espacio que ella había comprado.
La mujer, sumida en una depresión, agudizada por el terremoto de 2010 y por problemas económicos, tuvo que esperar más de los 6 meses para cambiar a su hijo de sepultura.
Por eso fue a fines de 2010 al Parque del Sendero para pedir disculpas a Norma, quien le dijo que no se preocupara.
Cuando volvió en 2011 para realizar finalmente el traslado, se le informó que la funcionaria que le había prestado el espacio renunció y que para el traslado necesitaba cancelar una suma de dinero que ella no tenía.
Y así fue. Con sacrificio, pero con la alegría de que el dinero serviría para por fin llevar a Luis a su lugar definitivo de descanso, Malvyn Zurita logró el mes pasado juntar el millón de pesos que le exigía Parque del Sendero.
Fue un shock para esta madre cuando se le informó que tenía que asumir una deuda de otra persona, de lo contrario su hijo Luis seguiría donde estaba.
Han sido semanas duras para Malvyn.
Con sus dos hijas no entienden cómo Parque del Sendero las ha llevado a vivir en este calvario durante todos estos años. Malvyn lamenta haberse percatado de que detrás de la buena atención hasta el momento de firmar el contrato, los cementerios son vistos por sus dueños como un negocio más.
Radio Bío Bío intentó comunicarse con Parque y Jardines, la sociedad propietaria del camposanto ubicado en el camino Concepción-Penco. Se informó que sólo se referirían sobre este desgarrador caso desde Santiago.
Hasta ahora esperamos las explicaciones, al igual que Malvyn Zurita Rivera y sus dos hijas, quienes igual que Luis, no descansan por lo que es claramente una falta de criterio. Eso, lamentablemente, abunda en nuestro país…