El director del Departamento de Ciencias de la Administración y Económicas de la Universidad de Los Lagos, René Reyes, afirmó que la región vive un periodo de bonanza económica debido a la reactivación de la industria salmonera y de políticas internacionales que han beneficiado a la industria cárnica de la provincia de Osorno.
La región de Los Lagos creció, según los datos entregados por el Indicador de Actividad Económica Regional (Inacer), en un 2,5% en el trimestre octubre-diciembre de 2012 en comparación con 2011. De esta forma alcanza la sexta variación positiva consecutiva, acumulando al cuarto trimestre de 2012 una variación de 9,1%.
Los datos vendrían a concordar con el crecimiento de la economía chilena, que registró un alza de un 5,6% durante 2012, de acuerdo a lo informado por el Banco Central.
Si bien este crecimiento marca una pequeña caída del sector silvoagropecuario-silvícola con un 0,6%, no afectaría la producción del sector cárnico de Osorno, que estaría siendo beneficiado por políticas internas de Argentina tras el gravamen a la exportación de carne, según explicó el académico de la ULA.
Pero a juicio del economista, el impacto mayor está en la reactivación de la actividad acuícola la que comenzó a repuntar tras verse fuertemente afectada por el virus ISA hace algunos años. Lo anterior podría generar importantes procesos de movilidad social, como los que se registraron cuando la industria estaba en su peak.
Pese a esto, René Reyes enfatizó en que la industria salmonera debe tener cuidado, pues estaría cayendo en los mismos errores de sobreexplotación de antaño.
En torno al empleo, Reyes detecta el problema de la migración de mano de obra especializada hacia el norte del país, captados por la industria minera. La realidad se enmarca dentro de la tendencia nacional; con los actuales niveles de crecimiento del país, en torno al 6%, Chile presentaría un déficit de mano de obra calificada debido a su movilidad en la búsqueda de mejores condiciones salariales.
El economista finalizó señalando que la expansión económica y su impacto en el empleo se reflejaría en que para el empresariado se ha vuelto complejo contratar personas por el sueldo mínimo, pues simplemente no están dispuestas.