En los días más oscuros de Bagdad las únicas luces nocturnas eran la de los disparos y las explosiones de morteros. Pero la capital de Irak parece otro mundo en la actualidad, con restaurantes, parques y hasta alguna discoteca a pleno.
Aunque todavía está lejos de su otrora posición como una de las ciudades más dinámicas en la noche, y con su vida social fuera del alcance para muchos capitalinos, las opciones luego del atardecer ofrecen un oasis poco común en un país azotado por la violencia.
“Bagdad es hermosa por la noche”, dijo Dhia al-Din al-Maliki a la AFP, un inversor en un bar ubicado en el último piso del hotel Palestina en el centro de Bagdad. “Siempre es hermosa, pero de noche uno tiene privacidad”.
El bar, que cobra 5 dólares por una lata de cerveza y al menos 15 para cualquier otra bebida alcohólica, tiene un tecladista que canta para clientes en su mayoría masculinos al tiempo que observan a lo lejos el río Tigris.
Junto a una llamativa variedad de vodkas descansan grandes botellas de Chivas Regal y Johnnie Walker.
Más abajo, serpenteando junto al río se encuentra una fila de restaurantes que adornan la calle Abu Nawas, conocida por su “masgoof”, una carpa a la parrilla, el plato más popular de Irak.
Diezmada por la violencia que siguió a la invasión estadounidense de 2003 que acabó con el régimen de Sadam Husein, la vida nocturna de Bagdad ya había padecido una década de sanciones económicas impuestas tras la invasión iraquí a Kuwait en 1990.
Y al tiempo que Husein se alejó de sus posturas seculares en favor del islamismo los bares se encontraron bajo presión.
Pero ahora las familias y grupos de amigos se reúnen con frecuencia en los restaurantes de la calle Abu Nawas hasta tarde. El fin de la recreación lo marca el toque de queda en Bagdad, que todavía hoy rige desde las 01:00 hasta las 04:00 am.
En los restaurantes los clientes eligen su pescado de un pequeño estanque y luego es grillado a un costo de 20.000 dinares -17 dólares- el kilo en los mejores locales. Eso sí, regar todo eso con alcohol es complicado en la mayoría de los establecimientos.
Afuera el tránsito se mueve a paso de caracol en las noches de más agitación, cuando todos buscan sitio en Abu Nawas o en el cercano Karrada, el distrito comercial.
“La seguridad mejora día a día, por lo que podemos salir de noche”, dijo Ammar Sabah, 28, en un local de Abu Nawas. “Espero que la situación se asemeje a la de otros países, con discotecas, parques y fiestas para los jóvenes”, acotó.
La guerra sectaria de 2006-2007 dejó decenas de miles de muertos y a Bagdad segregada entre chiitas y sunitas, con los residentes de cada zona temerosos de salir por la noche.
Con milicias haciéndose pasar por fuerzas de seguridad en puestos de control falsos, bombas a la vera de las rutas, coches bomba y ataques suicidas, los residentes de Bagdad pocas veces dejaban sus hogares cuando caía el sol.
Muchos no pueden pagar.
Pero al tiempo que la violencia comenzó a disminuir en todo el país en los últimos cinco años, aunque no cesan los ataques esporádicos en la capital, los iraquíes intentan restaurar algo de normalidad en sus vidas.
Las fuerzas de seguridad han liberado a la noche del toque de queda en forma gradual, lo que es aprovechado por los restaurantes y sus clientes.
“Estos son días de prosperidad y seguridad”, dijo Samir Ouda Jaber, que acudió con su esposa, sus tres hijos y otros parientes a la rueda gigante del parque Zawraa.
En el pasado “no podíamos salir a entretenernos con la familia porque aquellos eran días de horror”, explicó el hombre de 40 años. “No podíamos garantizar nuestra seguridad, mucho menos la de nuestros hijos”.
Pero las restricciones todavían rigen.
Pocas zonas de Bagdad ofrecen distracciones para la familia, así que hay que atravesar la ciudad en medio de un intenso tránsito y muchos residentes sencillamente no pueden pagar esas excursiones.
Jaber admitió que son pocas las ocasiones en que llega hasta el parque Zawraa con toda su familia y paga por las diferentes atracciones.
“Si uno trae cuatro o cinco niños es difícil pagarle a todos, así que no venimos con frecuencia”, dijo. “Como usted sabe, los niños demandan mucho”.