Seis países que comparten el legado de los incas esperan la evaluación de la Unesco para que el ancestral Camino del Inca, la vía prehispánica que unía varias localidades andinas, sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, dijo a la AFP una fuente del gobierno peruano.
Perú, Chile, Colombia, Ecuador, Argentina y Bolivia recibirán la visita sorpresa de técnicos de la Unesco en los próximos meses para evaluar los tramos del camino incaico en cada lugar, dijo Rafael Varón, viceministro de Patrimonio Cultural del ministerio de Cultura de Perú.
“Por primera vez en su historia la Unesco recibió un expediente elaborado por seis países en conjunto para solicitar que se declare como patrimonio mundial un bien”, dijo el funcionario, quien indicó que en abril en Cusco (sudeste de Perú) habrá una presentación pública conjunta de esta antigua red vial de 40.000 km de extensión.
El 1 de marzo el director del Centro de Patrimonio Mundial del la Unesco, Kishore Rao, aprobó el trámite del expediente, presentado en febrero por los embajadores del grupo de países.
Varón prevé que el proceso finalice en junio de 2014, y dijo que por las características de la solicitud y la cantidad de países involucrados, el Comité de Patrimonio Mundial probablemente acceda a declarar al Camino del Inca como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.
Para el ministerio de Cultura peruano, el reconocimiento de la Unesco convertirá al lugar en un gran atractivo turístico y llegará inversión extranjera para investigación y protección de las rutas.
Un 70% está en Perú
Perú ha desarrollado la mayor parte de las investigaciones relacionadas a este mítico camino, que se hizo popularmente conocido por el tramo que llega desde Cusco hasta la ciudadela incaica de Machu Pichu.
En territorio peruano existe casi un 70% de la red construida en tiempos del imperio inca. Y siguen proporcionalmente Bolivia y Ecuador, luego Chile y Argentina, y finalmente Colombia.
Varon dijo que los técnicos determinaron que las rutas en cada región de Perú son distintas. Explicó, por ejemplo, que “el tramo de la costa tiene paredones de adobe. El existente en la sierra quechua tiene escalinatas y pirca (paredes de piedra), y el del altiplano es más llano pues por allí pasaban caravanas de llamas cargadas de maíz”.
Según los historiadores, el Camino del Inca tenía cada 7 km un pukara (puesto fortificado) que ejercía control del movimiento de los transeúntes. Y cada 21 km un tambo (posada) para que el Inca y su séquito descansase y se abasteciesen de comida y agua.
El camino también servía para el rápido desplazamiento del ejército en tiempos de guerra.
Como parte de la presentación presentada a la Unesco, se entregó “la cartera de mapas, que es una obra espectacular del trabajo cartográfico de la red de Camino del Inca”, informó Varón. Y detalló que para preparar el pedido se produjeron intensas labores de técnicos desde 2006, que continuaron con un plan de acción regional y culminaron en 2013 con el expediente presentado.
Tramos de unos 2000 años
La solicitud de que se declare esta vía como legado a la humanidad se basa en la antigüedad de las rutas, su conservación, sus posibilidades de uso social, el compromiso de las comunidades asociadas al camino y la cultura viva que lo acompaña prácticamente a lo largo de toda su extensión.
Según arqueólogos peruanos, hay tramos de esta red vial, conocido en lengua indígena como Qhapaq Ñan, que tienen unos 2000 años y fueron construidos por antiguas culturas preincaicas, en la sierra, selva y costa, para el transporte o comercio, y para llegar a los sitios de culto.
“El inca Pachacutec usó los caminos existentes y construyó otros uniéndolos a los cuatro puntos cardinales para el control administrativo y económico de sus dominios. Pachacutec también construyó la ciudadela Machu Picchu”, recordó Varón.
Cerca de Lima, un tramo descubierto del Camino del Inca, en el valle del río Lurín, era una antigua ruta religiosa que los incas y culturas anteriores utilizaron para llegar al santuario de Pachacamac (200 dC. hasta 1533), entonces el más importante centro de adoración en la costa del Pacífico.