115 son los cardenales que desde este martes tienen como misión elegir a quien liderará la Iglesia Católica. El nuevo Papa lidiará con las secuelas de las polémicas protagonizadas por sacerdotes alrededor del mundo.
Las principales acusaciones en la actualidad van dirigidas hacia algunos de los cardenales que participan en el cónclave. Quienes señalan haber sido víctimas de abusos exigieron, sin éxito, que se restaran del proceso para elegir al pontífice por encubrir presuntamente los ilícitos de religiosos.
Entre estos se encuentra el chileno Francisco Javier Errázuriz, a quien se lo acusa de haber ignorado a las víctimas de abusos sexuales por parte del sacerdote Fernando Karadima en la parroquia El Bosque. Su participación en el cónclave fue puesta en entredicho incluso por The New York Times.
No solo el chileno se encuentra entre los nombres cuestionados. Incluyentes en la curia e incluso algunos de los papables, o candidatos con más posibilidades para resultar electos, figuran como personas que deberían haberse excluido del proceso según los denunciantes.
Uno de los cardenales criticados es Roger Mahony, arzobispo emérito de Los Ángeles y responsable de esa arquidiócesis hasta 2011. Esta última pagará cerca de USD$10 millones tras un convenio con quienes acusaron a un sacerdote de cuatro casos de abusos sexuales, y se afirma que Mahony ayudó al religioso a reubicarlo para evitar las acciones judiciales.
En la mira también se encuentra el italiano Domenico Calcagno, que se encuentra actualmente en el encierro en la Capilla Sixtina desde las 13:34 del martes. En 2003 escribió a Joseph Ratzinger, encargado de investigar las acusaciones de abusos sexuales al interior de la Iglesia para solicitar “consejo”, con el fin de mantener en el trabajo pastoral a Nello Giraudo, el que admitió haber abusado de niños en la ciudad de Spotorno.
Del mismo modo, las acusaciones de encubrimiento pesan sobre Timothy Dolan, uno de los nombres que más destaca entre los favoritos a suceder a Benedicto XVI. En febrero declaró en Nueva York por, presuntamente haber ocultado los abusos sexuales cometidos contra menores por sacerdotes de la arquidiócesis de Milwaukee que encabezó por siete años.
Pero no solo los abusos son los que mantienen en el ojo del huracán a los prelados. Óscar Rodríguez Madariaga, cardenal de Honduras, es ubicado como uno de los miembros de la Iglesia Católica de ese país que apoyó el golpe de Estado contra José Manuel Zelaya en junio de 2009 tras firmar una misiva que se interpretó como un respaldo a la acción armada.
Los cardenales saldrán de la Capilla Sixtina una vez que se logre un acuerdo sobre el sucesor de Benedicto XVI.