El primer ministro palestino, Salam Fayyad, se declaró en “shock” por la muerte de un preso de su país en Israel y pidió a las autoridades israelíes que den a conocer rápidamente las “verdaderas razones” que condujeron al deceso.
Arafat Jaradat, de 30 años, falleció el sábado después del almuerzo tras sufrir un “desfallecimiento” en la cárcel de Megiddo, al norte de Israel, según el Shin Bet, el servicio de la seguridad interior israelí.
El ministro palestino encargado de asuntos penitenciarios, Issa Qaraqaa, responsabilizó de la muerte a las autoridades israelíes.
“Solicitamos la creación de una comisión internacional que investigue las circunstancias de su muerte”, dijo Qaraqaa.
“Probablemente se produjo un paro cardíaco. No tengo detalles suplementarios por el momento”, dijo el portavoz de los servicios penitenciarios israelíes, Sivan Weizman. Según los servicios internos de inteligencia israelí, Shin Bet, Jaradat enfermó y los médicos “no consiguieron salvar su vida”.
El joven, oriundo de un pueblo de la región de Hebrón, al sur de la Cisjordania, fue detenido el 18 de febrero para ser interrogado por el Shin Bet después de choques registrados cerca de la colonia de Kiryat Arba, cerca de Hebrón, el 18 de noviembre de 2012.
Fayyad “considera que en todo caso el ocupante (israelí) no puede estar exento de responsabilidad ya que la muerte de Jaradat ocurrió estando detenido y en las celdas del ocupante dentro de Israel”, subraya el comunicado publicado la noche del sábado al domingo.
El primer ministro palestino exhorta una vez más a la comunidad internacional a “asumir sus obligaciones morales y legales para obligar a Israel a respetar las reglas del derecho internacional y responder a la necesidad urgente de resolver la cuestión de los presos, en particular enfermos y huelguistas del hambre que deben ser liberados inmediatamente”.
Arafat Jaradat no formaba parte de los presos palestinos en huelga de hambre de larga duración en Israel, cuyo movimiento ha provocado importantes manifestaciones de solidaridad estos últimos días, pero su deceso puede empeorar una situación de por sí tensa.