El Barcelona, gran favorito para ganar la Liga de Campeones, sufrió el miércoles en la ida de los octavos de final ante el Milan una inesperada derrota (2-0) debido a los fallos defensivos y a la fatiga ofensiva, con un Lionel Messi más apagado que de costumbre.
Inter de Milán en 2010 (en semifinales, 1-3 y 1-0) y Chelsea en 2012 (en semifinales 0-1 y 2-2) han sido los únicos equipos capaces de eliminar al Barcelona desde la temporada 2008- 2009 en la Liga de Campeones (títulos en 2009 y 2011). Ahora el Milan tiene una oportunidad única para unir su nombre a este club.
El club catalán desplegó en San Siro su eterna posesión de la pelota, pero no logró ni la velocidad ni la profundidad necesaria para hacer daño a la defensa local. Los Rossoneri, por su parte, hicieron un excelente despliegue defensivo y supieron aprovechar sus pocas oportunidades de gol.
El primer tanto llegó después de que el colombiano Cristian Zapata tocara el balón con las manos y se lo dejara colocado para que Kevin Prince Boateng marcara. En cambio, el segundo gol llegó tras una excelente combinación colectiva finalizada por el también ghanés Sulley Montari.
La primera responsable de la debacle fue la defensa azulgrana, que ha encajado algún tanto en los últimos diez partidos para un total de 15 goles. Con tres empates y dos derrotas en este periodo, el declive azulgrana a nivel de resultados a principios de 2013 es evidente.
Después del Milan al equipo catalán le esperan los clásicos. Juega con el Real Madrid el próximo martes en las semifinales de la Copa del Rey (en la ida 1-1) y el sábado siguiente tiene el encuentro de la segunda vuelta de la Liga.
Con un campeonato completamente dominado (tiene doce puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid, segundo clasificado), el Barça ha podido ceder a la relajación y lo ha pagado en la máxima competición continental, donde no se permiten errores.
La impresión que dio el equipo en San Siro es que se le habían apagado las ideas y que tampoco tenía la pujanza física de otras noches. Los atacantes, especialmente Messi, Pedro y Cesc, no lograban conectar, y sólo Andrés Iniesta acaparó protagonismo.
“No estamos bien físicamente, estamos realmente al límite”, reconoció Cesc al canal de televisión Bein Sport después del partido.
“Nos ha faltado un poco de todo, pero sobre todo un poco de frescura. En Liga de Campeones, contra un equipo como el Milan, esto no se perdona”, añadió Iniesta.
La ‘Messi-dependencia’ de la que se le acusa habitualmente al cuadro azulgrana, a pesar de los éxitos que reporta, fue evidente en San Siro. Con el cuatro veces Balón de Oro sostenido por el buen marcaje del francés Philipe Mexes, no hubo nadie que tomara la batuta del equipo.
Pedro y el chileno Alexis Sánchez, que entró en la segunda parte, no encontraron la manera de encarar la defensa sin la ayuda de su habitual socio argentino.
La ausencia de David Villa, con reconocida capacidad para resolver un partido por si solo y que no pudo estar en San Siro por problemas físicos, dejó al equipo sin una alternativa para Messi.
Con un único tiro dentro de la portería (Xavi en la primera parte), el equipo azulgrana se dedicó a mover la pelota desde un planteamiento estático, sin ningún jugador capaz de romper al espacio o tirar un desmarque.
Jordi Roura, entrenador del equipo durante la ausencia por enfermedad de Tito Vilanova, calificó de “excesivo” el castigo en el norte de Italia.
“No ha sido nuestro mejor partido, pero el resultado fue excesivo. Ellos se han encontrado con dos goles, el primero de rebote en un falta y el segundo en una acción a la contra”, resumió el técnico.
Después reconoció que es “un fracaso, pero no un desastre”, apelando a la posible remontada el 12 de marzo en el partido de vuelta que se disputará en el Camp Nou.