Un comando de islamistas se enfrentó este domingo a soldados malíes en el centro de Gao, la mayor ciudad del norte del país, en el primer ataque contra esta ciudad recientemente tomada por militares franceses y de Malí a los grupos islamistas armados que la controlaban desde hacía meses.
Los islamistas armados, expulsados de las ciudades del norte de Malí que ocupaban desde hacía cerca de diez meses, multiplicaron en los últimos días sus acciones en forma de atentados suicidas, colocación de minas en las carreteras y guerrilla urbana.
Los tiroteos entre soldados e islamistas se produjeron en el centro de la ciudad, cerca de la comisaría central, sede de la policía islámica cuando los yihadistas ocupaban Gao, constató un periodista de la AFP.
Los disparos vaciaron las calles de Gao y obligaron a los habitantes a encerrarse en sus casas para huir de las balas de los fusiles de asalto Kalashnikov y de las ametralladoras pesadas del calibre 14,5 mm.
“Elementos del MUYAO se infiltraron en la ciudad y estamos desalojándolos”, declaró a la AFP una fuente de la seguridad malí, refiriéndose al Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental, uno de los grupos armados que ocupaba el norte de Malí.
A media tarde, los tiros cesaron en el centro de Gao, pero todavía se escuchaban a lo lejos explosiones esporádicas y los militares malíes advertían de la posible presencia de francotiradores.
Es la primera vez que los islamistas organizan un ataque contra una ciudad recientemente tomada por los soldados malíes y franceses. Gao, la mayor localidad del norte de Malí, a 1.200 km de Bamako, la capital, fue recuperada el pasado 26 de enero de manos de grupos islamistas armados ligados a Al Qaida, entre ellos el MUYAO.
Los enfrentamientos ocurren tras un atentado suicida perpetrado la noche anterior a la entrada de Gao, el segundo en espacio de dos días, en un país donde hasta el momento nunca se habían visto este tipo de ataques.
“Fue un suicida el que se hizo estallar”, dijo este domingo un soldado malí en el lugar del atentado, cerca de un puesto de control en la entrada norte de Gao que ya el viernes fue blanco de otro ataque suicida.
Un periodista de la AFP constató que la cabeza del autor del atentado, un hombre árabe o tuareg, aún yacía en el lugar en la mañana del domingo.
De acuerdo con soldados en el lugar, ningún militar malí resultó herido por la explosión, pero la ruta, que une Gao a las ciudades de Burem y Kidal, fue cerrada al tránsito de vehículos.
También se encontraron tres minas antipersona en la zona, según un militar francés, que precisó que el ejército efectuará una explosión controlada.
El atentado del viernes fue reivindicado por el MUYAO, que había amenazado con atacar convoyes, colocar minas y utilizar “kamikazes”.
“Nos comprometemos a aumentar los ataques contra Francia y sus aliados. Pedimos a la población que se mantenga lejos de las zonas militares para evitar las explosiones”, advirtió este sábado el portavoz del MUYAO, Abu Walid Sahraui.
Comunidades árabe y Tuareg
La seguridad del puesto de control fue fuertemente reforzada después de que un hombre que vestía un uniforme de la policía malí se hiciera estallar cerca de este punto el viernes, hiriendo levemente a un militar de Malí.
En la ciudad de Gao, soldados malíes y nigerianos patrullaban continuamente en sus pick-up camuflados, lo que demuestra la inquietud de los militares, que se toman muy en serio las amenazas de los islamistas.
“En cuanto sales unos kilómetros de Gao, es peligroso, te pueden disparar”, confió a la AFP un oficial malí. Según fuentes militares de Francia y Malí, muchos de los pueblos que rodean Gao apoyan la causa de los islamistas.
El sábado por la mañana, dos jóvenes que llevaban cinturones explosivos fueron detenidos a 20 km al norte de Gao.
Estos dos jóvenes, igual que los dos hombres que se hicieron explotar, pertenecían a las comunidades árabe y tuareg, que constituyen la mayoría de los combatientes de grupos islamistas.
Estas dos comunidades aseguran ser víctimas de abusos por parte de las milicias o los soldados malíes, que les comparan sin hacer distinción con los yihadistas.