Este lunes se difundió a nivel mundial la noticia de que Irán había logrado enviar a más de 110 kilómetros hacia el espacio -y traer de regreso con vida- a un mono, en un paso más hacia sus planes de poner un ser humano en órbita para 2020.
Sin embargo el júbilo que pudiera haber despertado el proceso, rápidamente se convirtió en repudio al conocer el estado en que debió viajar el simio, totalmente inmovilizado sobre un cepo.
La imagen, más propia de una película de horror que de un viaje espacial, fue difundida por uno de los periodistas del diario turco Today’s Zaman, Mahir Zeynalov, misma imagen que fue mostrada por la televisión iraní como prueba de la supervivencia del mono.
Las condiciones en que viajó el primate despertaron una ráfaga de críticas entre usuarios de redes sociales, recordando que ya en 2010 y 2011 Irán había enviado monos, tortugas y ratones al espacio, sin dar cuenta de la suerte corrida por estos animales.
El espacio: el peor amigo de los animales
Cabe consignar sin embargo, que los animales han sido sujetos de prueba de los viajes espaciales desde hace más de 60 años, muchas veces con resultados nefastos para ellos.
En 1949 Estados Unidos envió al espacio un mono resus, el cual murió cuando regresaba a la Tierra tras un fallo en su paracaídas.
Mucho más célebre es el caso de Laika, la perra puesta en órbita por los soviéticos en 1957, y que según las investigaciones más recientes, murió a las pocas horas de haber despegado por culpa del pánico y las altas temperaturas dentro de la nave.