Cualquier enfermedad que pueda padecer un recién nacido es motivo de angustia para los padres, sobre todos para los primerizos, quienes no saben cómo actuar frente a estas situaciones. Pero para estar preparados frente a alguna eventualidad, es bueno conocer cuáles son las enfermedades más comunes que pueden presentar un bebé.

Uno de los problemas más frecuentes son los cólicos, que se pueden producir por problemas de digestión, por tragar aire al comer o porque la madre consume alimentos que provocan hinchazón, tales como repollo, coliflor, habas, etc. Si bien no hay una cura comprobada para mejorar esto, se puede aliviar al bebé tratando de sacarle los “chanchitos” después de comer o meciéndolo suavemente para que expulse los gases.

Otro problema que pueden presentar los recién nacidos es el reflujo, que se produce por la debilidad o falta de madurez del esófago de las guaguas, lo que las lleva a devolver parte de la leche ingerida. Para esto es conveniente ponerlo en posición vertical luego de comer, no moverlo mucho, hacerlo eructar y en las noches poner un cojín bajo la almohada para evitar que pueda ahogarse con el vómito. Si esta situación es constante, lo mejor es consultar un pediatra.

La fiebre en los recién nacidos se puede producir por varios motivos, infecciones, cuadros virales e incluso si es que el bebé se encuentra muy abrigado. Lo importante es saber sumar el resto de los síntomas para determinar la gravedad de su estado. Cuanto su temperatura supera los 39 grados es imprescindible bajarla y consultar al médico.

La deshidratación en los neonatos es un tema de preocupación, ya que si no es tratada puede provocar la muerte del pequeño. Ésta se puede producir por períodos extensos de diarreas y vómitos, exceso de sudoración e infecciones respiratorias graves. En estos casos hay que suministrarles sueros orales, pero es imprescindible acudir al médico.

La ictericia es un exceso de bilirrubina en la sangre debido a que el hígado del bebé no es capaz de expulsarla. Esto los lleva a tomar un color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos. Una alta concentración de bilirrubina en la sangre puede provocarles sordera o algunas lesiones cerebrales. Se debe llamar inmediatamente al pediatra cuando se nota el que el bebé está descaído y el color amarillo se ha intensificado.

Es importante destacar que, pese a que estas patologías resultan ser frecuentes, no significa que sean poco importantes. Además recuerda no medicar a tu bebé sin antes consultar a un profesional.

Por Mariela Lazo

Revista Carrusel es un medio 2.0 dirigido a los padres, familias y educadores de niños en edad preescolar.
Especializados en tratar de forma cercana y útil temas de embarazo, desarrollo y psicología, salud y nutrición, educación inicial, actividades, manualidades y los mejores panoramas.

Hazte fan en nuestro Facebook y síguenos en Twitter.

Carrusel

Carrusel