Esta semana terminaron finalmente los alegatos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en donde Chile y Perú dijeron todo lo que tenían que decir. Expusieron todos sus argumentos, los elementos de hecho y de derecho.
En general, en el juicio no hubo grandes sorpresas. Todos los argumentos los conocíamos, los que seguíamos el caso. Estuvimos frente a imponentes abogados, los mejores del mundo en materia de derecho internacional, por lo tanto la exposición de argumentos, el orden, la forma, el procedimiento, el rito, el estilo, la ironía fuerte, llamó naturalmente la atención.
Pero en cuanto al fondo, no hubo grandes sorpresas. Sí me dio la impresión de que Perú progresivamente empezó a retroceder en sus exposiciones. Partió muy fuerte, naturalmente que el demandante inicia los alegatos, y luego da la impresión que su batería comenzó a agotarse, no tenían un largo aliento.
Un punto muy fuerte fue cuando cambiaron la naturaleza jurídica del tratado de 1952. En un principio era una mera declaración, un acuerdo pesquero, después dijo que era un instrumentos para Policía Marítima, una “soft law” (ley suave) que después se podía transformar en ley dura. Una serie de argumentos que fueron debilitando la posición peruana.
Otro tema importante es el experto geógrafo, Rodman Bundy, que tenía un libro en donde reconocía los límites que sostenía Chile con Perú.
¿Es que Perú no averiguó todas las obras de los representantes que contrató? Un descuido impactante. Evidentemente para contratar a alguien de este nivel, se estudia todo lo que se ha escrito, las opiniones que tiene.
Por otra parte, me pareció que Perú en la última parte de los alegatos del día martes, empleó mucho tiempo en el triángulo exterior. Hay que recordar que la demanda principal peruana es la línea bisectriz y como demanda subsidiaria está el triángulo exterior. Dio la impresión que había una sensación de pérdida de la demanda principal y se empleó a fondo para obtener algo. Un olorcillo a derrota.
Finalmente un sabor amargo quedó en Chile acerca de la actitud de Ecuador, el tradicional aliado de nuestro país. Jugó su propio juego, donde obtuvo el máximo rédito, todo lo que quería ante un Perú que necesitaba que no estuviera en la Corte Internacional de la Haya aliado con Chile.
Revisa el comentario de Tomás Mosciatti a continuación:
http://youtu.be/aZ7cieCpxy4