Irán pidió este viernes a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) que cierre la investigación sobre su programa nuclear, rechazando punto por punto las acusaciones de que intenta dotarse de una bomba atómica.
El embajador de Irán ante la AIEA, Ali Asghar Soltanieh, leyó una lista de “50 preguntas pertinentes” sobre el programa nuclear de Teherán seguidas de 50 respuestas que demuestran, según él, que el expediente de la agencia debía “cerrarse inmediatamente”, según el texto de su intervención ante el Consejo de los Gobernadores, que se reúne a puerta cerrada en Viena.
Después de diez años de investigación, la agencia sigue sin poder determinar si el programa nuclear de Teherán es puramente pacífico como afirma este último, o persigue objetivos militares como sospechan los países occidentales e Israel. La AIEA reprocha a Irán que no coopere suficientemente con ella, lo que le impide llegar a una conclusión.
En su discurso, Soltanieh reitera que el objetivo de las actividades nucleares de Teherán es puramente pacífico, que las seis resoluciones contra Irán decididas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas son “ilegales” y que el país “no suspenderá jamás” sus actividades de enriquecimiento de uranio.
En el caso de un ataque militar a Irán, mencionado por el Israel, la República Islámica instalará sus equipamientos nucleares “en lugares más seguros” y se retirará del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), declaró.
Un diplomático occidental calificó de “ridículas” las declaraciones de Soltanieh”.
“Está claro que los iraníes no son serios. Soy muy pesimista”, declaro el diplomático que pidió el anonimato.
La agencia e Irán reanudarán su negociación el 13 de diciembre, después de varios encuentros este año que se han saldado con un fracaso.
Esta vez se intentará firmar un acuerdo que facilite el acceso de los inspectores de la agencia a las instalaciones, sobre todo en la planta militar de Parshin, cerca de Teherán, para intentar verificar los puntos del informe de noviembre de 2011.
La AIEA destacó en ese informe una serie de elementos que, según ella, indicaban que Irán trabajaba en la fabricación de armas atómicas antes de 2003 y quizá también después, pese a afirmar lo contrario.