El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Reino Unido desde hace 162 días, sufre una afección pulmonar que podría complicarse, aseguró el miércoles la embajadora de Quito en Londres, Ana Albán.
“Tiene una afección crónica al pulmón que podría agravarse en cualquier momento”, señaló la diplomática a periodistas antes de la reunión anual del cuerpo diplomático ecuatoriano con el presidente Rafael Correa en Quito.
Albán añadió que “el Estado ecuatoriano está cubriendo los gastos médicos” de Assange y le está “proporcionado visitas médicas periódicas”.
La embajadora indicó que el australiano, de 41 años, permanece “en un espacio reducido”, a la espera de que Londres le expida un salvoconducto para viajar a Ecuador y evitar así su extradición a Suecia, que lo reclama por supuestos delitos sexuales.
El activista, quien ingresó a la sede diplomática el pasado 19 de junio y obtuvo asilo el 16 de agosto, teme que el fin último si es extraditado sea entregarlo luego a Estados Unidos, donde podría ser condenado a pena de muerte por haber revelado documentos confidenciales de ese país.
Ante la preocupación por el eventual deterioro de la salud de Assange, el ministro de Exteriores ecuatoriano, Ricardo Patiño, informó el 24 de octubre que había pedido una reunión con su par británico, William Hague, para tratar el tema.
“Ojalá no tengamos que lamentar una situación grave”, manifestó entonces Patiño, luego de que su vicecanciller, Marco Albuja, expresara en Moscú que el gobierno ecuatoriano estaba “muy preocupado” por la pérdida de peso del australiano.
Un día después de la declaración del canciller, un portavoz del Foreign Office señaló en Londres que “las autoridades de Reino Unido no van a impedir que (Assange) reciba cualquier atención médica que necesite”.
Por su parte, el juez español Baltasar Garzón, quien defiende a Assange, declaró el 10 de noviembre en Brasilia que su cliente se encuentra bien, pero “la situación se deteriora por momentos”.
“Tendremos problemas médicos importantes” y “problemas psicológicos pueden venir” por las condiciones de su encierro, aseveró el letrado.
Patiño manifestó su preocupación a Hague durante una reunión que mantuvieron en Nueva York el 27 de septiembre, en la que lo interrogó sobre cómo debería proceder el personal diplomático si Assange requería ser hospitalizado.
Las autoridades británicas advirtieron en el pasado que detendrán al fundador de WikiLeaks si pone un pie en la calle.
Según Patiño, Hague se comprometió a responder a ese interrogante.