Los ministros de la zona euro se reúnen este lunes junto al FMI y el BCE, por tercera vez en 15 días, para decidir si desbloquean parte del rescate de emergencia a Grecia, al borde de la suspensión de pagos, y buscar una solución “creíble” para aliviar la deuda griega.
“Es esencial que tomemos una decisión sobre el desbloqueo” de la ayuda, señaló el vicepresidente de la Comisión Europea Olli Rehn, a su llegada a la reunión del Eurogrupo en Bruselas.
“Es importante para Grecia e importante para Europa”, añadió Rehn, también titular de Asuntos Monetarios.
En el tercer intento en dos semanas, los ministros de la zona euro se vuelven a encontrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE), que integran la troika de acreedores públicos de Grecia, para ver si desbloquean un tramo de la ayuda de 31.200 millones de euros, pendientes desde junio.
Pero a estas alturas, es probable que la alianza de luz verde a la entrega de 44.000 millones de euros, que incluye los montos previstos para el país hasta fin año.
Los fondos recién se entregarían, a principios de diciembre, ya que en caso para que le ayuda sea desembolsada, debe pasar por la aprobación de los parlamentos nacionales.
Los ministros prevén además diseñar una hoja de ruta creíble para asegurar la sostenibilidad de la deuda griega de aquí a los próximos diez años.
Y aquí está el meollo del problema: el FMI y la zona euro no se ponen de acuerdo sobre un calendario.
Por un lado, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quiere que Grecia reduzca su deuda pública a 120% del PIB en 2020.
Pero por el otro, los europeos creen que, ante la deteriorada situación de la economía griega, no queda otra opción que postergar este objetivo hasta 2022.
“Debemos encontrar una solución creíble”, dijo Christine Lagarde.
Para el FMI la solución más fácil sería borrar parte de la deuda griega por parte de los acreedores públicos, tal como lo hiciera el sector privado a principios de este año, pero el BCE se opone de plano, secundado por Alemania.
Según el diario alemán Welt am Sonntag, representantes de la zona euro hablaron en París de una eventual eliminación de la deuda griega, hacia el año 2015.
Sin embargo, la canciller alemana Angela Merkel fue tajante: “Estoy contra esta eliminación de la deuda, y quiero encontrar otra solución”.
Los 17 países de la zona euro, el FMI – que estará representado por Christine Lagarde – y el BCE ya decidieron otorgar dos años adicionales a Grecia para que cumpla con la meta fiscal de un déficit del 3%, en 2016 en lugar de 2014. Pero esta dilación tendrá para ellos un coste suplementario de 32.000 millones de euros.
El asunto es cómo financiar esa jugada con un plan convincente a los contribuyentes europeos. Sobre todo cuando el coste de una mala operación podría ser muy elevado para Alemania, a menos de un año de las elecciones.
Para asegurarse que la reunión no culmine otra vez en un fracaso, que dañaría aún más la imagen de la Unión Europea, los ministros mantuvieron una conversación telefónica el sábado en la que “se pusieron de acuerdo sobre la base de negociaciones” sobre cómo reducir la deuda griega.
Los ministros acordaron reducir los intereses de los préstamos bilaterales ya otorgados a Atenas dentro del primer programa de ayuda a Grecia, pero no fijaron aún cuáles serán las nuevas tasas.
También decidieron transferir a Grecia una parte de los beneficios que han obtenido los bancos centrales nacionales y el BCE de los bonos griegos en sus manos desde 2010, cuando detonó la crisis de la deuda europea en ese país.
Además, “establecieron” que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) sea el encargado de comprar deuda griega en los mercados secundarios, pero queda por ver en qué proporción.
Y más importante aún: hay que esperar a ver si el FMI “está de acuerdo” con estas medidas, afirmó la fuente, ya que tal como están previstas no permiten de momento reducir la deuda de Grecia a 120% del PIB en ocho años, como quiere la institución basada en Washington.
El gobierno griego, al borde de la suspensión de pagos observa entre tanto impotente las divisiones entre sus acreedores
Grecia ya cumplió con todas las condiciones exigidas: la aprobación del proyecto de presupuesto de austeridad para 2013 y un plan de 18 mil 100 millones de euros adicionales de ahorro de aquí a 2016. Ahora debe mostrar a su población que los esfuerzos no fueron en vano.