El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se declaró “razonablememente satisfecho” del desenlace que tuvo este viernes la cumbre europea, estimando, a pesar de la falta de acuerdo, que “España sale mejor de lo que entró”.

“Se ha ha avanzado considerablemente respecto a las posiciones iniciales”, afirmó en su rueda de prensa final. “España sale de este Consejo Europeo con una posición mejor que con la que entró”, agregó el mandatario.

Sin embargo, el Presidente se negó a cifrar esa mejoría con respecto a la amenaza de pérdida de 20.000 millones de euros, en el presupuesto estimado antes de su llegada a Bruselas, limitándose a precisar que la “buena impresión” que tenía “se deriva también de eso”.

La última propuesta de presupuesto para 2014-2020, presentada por el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, ofreció anoche a Rajoy un “sobre adicional” de 2.750 millones de euros en los fondos de cohesión para España.

“Me voy razonablemente satisfecho, no sólo por ver mejorada la posición de España, sino sobre todo por haber constatado un espíritu muy constructivo por parte de nuestros socios de la Unión Europea”, señaló.

Al igual que muchos de sus socios europeos, Rajoy trató de restarle drama a la falta de acuerdo del bloque sobre el presupuesto plurianual para 2014-2020, afirmando que todo se desarrolló dentro de “la previsibilidad y la normalidad”, porque este tipo de acuerdos nunca se cierran en la primera ronda de negociaciones.

“Estoy convencido de que lograremos pronto un acuerdo satisfactorio”, afirmó precisando que el objetivo hasta la próxima cumbre, que se celebrará en enero o febrero, es “tratar de sumar amigos a la causa”.

Rajoy y el presidente francés, François Hollande, presentaron este viernes un frente común para tratar de aumentar en otros 6.000 millones euros la partida de la Política Agrícola Común (PAC), de la que ambos países son grandes beneficiarios, en la última propuesto de Van Rompuy.

El mandatario conservador español forma también parte del grupo de los “amigos de la cohesión”, que no quieren renunciar a sus ayudas, separados por una brecha profunda de los países contribuyentes netos que exigen más recortes en el presupuesto para reflejar las políticas de austeridad actuales.