La semana pasada, el Municipio de Talcahuano inauguró la nueva pileta en la plaza de la comuna, coronando incluso con juegos de agua el arduo trabajo de reconstrucción tras el terremoto y maremoto de 2010.
En contraste, llama la atención que la pileta de la plaza Independencia de Concepción, tan simbólica por su legado cultural e histórico, no sólo no ha completado su restauración, sino que permanece flanqueada por mallas que le dan al centro urbano un aspecto calamitoso.
¿Cómo puede ser que a 3 años del terremoto, la plaza de Talcahuano -puerto que fue casi totalmente arrasado por el tsunami- esté completamente renovada, mientras que la plaza de Concepción, que no sufrió el mismo nivel de daños, aún esté con vendajes?
Según se informó a BioBioChile, la clave está en la falta de recursos para completar los trabajos, ya que al solicitar los fondos al gobierno, sólo se pensó en la pileta central y los baños públicos, pero no en la fuente que rodea la escultura que Pascual Binimelis importó desde Bélgica a mediados del siglo XIX.
Una demostración más de cómo la burocracia puede entrampar procesos que no sólo debieron finalizar hace tiempo, sino que son importantes para toda la ciudadanía.