Rusia estudia nuevas medidas para luchar contra la violencia de los aficionados de fútbol que se multiplica en los estadios, aunque los expertos estiman que el país, que organizará el Mundial-2018, se debería inspirar en lo que hizo Inglaterra para luchar contra los ‘hooligans’.

Las heridas del portero del Dinamo de Moscú, alcanzado en el rostro por un petardo lanzado desde las gradas el pasado sábado, ha provocado una conmoción en el país, al punto de que el primer ministro Dimitri Medvedev intervino para pedir a los diputados endurecer la legislación que castiga este tipo de actos.

En el transcurso de una reunión extraordinaria celebrada el martes, la Premier League rusa propuso endurecer la reglamentación para que los clubes sean a partir de ahora responsables de la venta de entradas a sus seguidores, tanto en los partidos en casa como fuera, así como de su comportamiento, antes, durante y después de los encuentros.

Los clubes también deberán exigir sistemáticamente sanciones penales para los seguidores que provoquen incidentes, según la Liga, que presentó un documento con una serie de proposiciones que debería ser aprobado por la Federación Rusa de Fútbol “lo más rápido posible”.

El pasado sábado, el árbitro del Dinamo-Zenit San Petersburgo suspendió el encuentro en el minuto 36 después de que el portero local, Anton Shunin, fuese alcanzado por un petardo lanzado desde las gradas ocupadas por los seguidores visitantes.

La explosión le produjo problemas de audición y en la visión, así como diferentes quemaduras.

Decenas de seguidores del Zenit (uno de los clubes más ricos del país, propiedad del gigante energético Gazprom), fueron detenidos por la policía, aunque el culpable del lanzamiento del petardo aún no fue identificado.

Este martes por la noche, la policía detuvo a unos 60 aficionados del Lokomotiv de Moscú cuando se dirigían al estadio Luzhniki de la capital, donde se celebraba el Spartak-Barcelona, armados con cuchillos, guantes de boxeo, protectores bucales y otros elementos prohibidos, con intención de enfrentarse a los seguidores de su rival moscovita.

Los incidentes violentos y las peleas entre seguidores se multiplican en los estadios rusos en los últimos años.

A menudo, los hinchas entran en los campos con petardos y bengalas pese a estar prohibido, como consecuencia del laxismo y de la falta de coordinación en materia de seguridad, según los expertos.

“Las reglas de acceso a las gradas son diferentes en cada ciudad, se debe armonizar eso”, declaró el ministro de Deportes Vitali Moutko.

En Rusia, los estadios no pertenecen a los clubes, sino a las ciudades, “razón por la cual los clubes no son responsables de la seguridad”, sino que es la policía la encargada de garantizarla, explicó a la AFP Alexander Kobeliatski, periodista del portal www.sportbox.ru.

Este especialista recomienda a las autoridades que se inspiren de los métodos utilizados en Inglaterra, donde la entrada a los estadios está estrechamente controlada por personal bien formado.

Para ello, “hace falta una voluntad común”, dice Kobeliatski, citando el ejemplo inglés de colaboración entre Estado, policía y clubes para luchar contra el ‘hooliganismo’.

“En Rusia no hay una estrategia común”, critica.

Además, “es indispensable introducir la venta de billetes nominativos y de revisar el sistema de videovigilancia que no funciona bien”, añade.

En vistas al Mundial-2018, “es hora de tomar medidas, porque si tenemos semejantes problemas de ‘hooliganismo’, la situación puede ser muy inquietante”, advierte el periodista.

El Mundial-2018 es “una ocasión única para resolver estos problemas, sirviéndose de experiencias en el extranjero”, estima por su parte el ministro de Deportes.