La Cruz Roja lamentó la poca ayuda internacional que ha recibido para atender a miles de víctimas del huracán Sandy en Cuba, Jamaica y Haití, lo que podría convertir a este fenómeno climático en el mayor y más reciente “desastre silencioso del mundo”.

Tras el paso del huracán en octubre por el Caribe, donde causó decenas de muertos, la Federación Internacional de la Cruz Roja (IFRC, por sus siglas en inglés) hizo un llamado para atender a los afectados en los tres países, pero el pedido tuvo poco eco.

“Para apoyar las operaciones en Cuba un llamamiento por 12 millones de francos suizos (12,7 millones de dólares) se puso en marcha, pero hasta la fecha sólo ha recibido el 19 por ciento de cobertura”, aseguró la IFRC, cuyo centro de operaciones para desastres en América Latina está en Panamá.

En Haití, “el llamamiento por 7,5 millones de francos suizos (7,9 millones de dólares) ha recibido el 10 por ciento de cobertura, y en Jamaica de los 1,2 millones de francos suizos (1,3 millones de dólares) del llamamiento se ha recibido el 30 por ciento de cobertura”, detalló la IFRC en un comunicado.

“Estamos especialmente preocupados por estas operaciones”, dijo Jan Gelfand, jefe de operaciones de la IFRC para América.

“Si no trabajamos juntos para crear conciencia y cubrir los llamamientos que hemos puesto en marcha, los efectos del huracán Sandy corren el riesgo de convertirse en el más reciente desastre silencioso del mundo”, advirtió.

Según cifras de la Cruz Roja, Sandy afectó a tres millones de personas de forma indirecta y a un millón directamente en Cuba, donde muchas familias perdieron sus hogares, medio millón necesitan acceder a agua potable y la cosecha de caña de azúcar se perdió.

En Haití, Sandy destruyó 6.000 viviendas, dañó otras 21.000 y afectó centros para el tratamiento del cólera, enfermedad que han contraído 8.000 personas en ese país desde octubre.

Según la IFCR, en Jamaica más de 200.000 familias fueron afectadas por las tormentas, además de incalculables pérdidas de cultivos, por lo que reiteró el llamado internacional para “evitar que estos desastres sean olvidados” y poder “llegar a quienes más lo necesitan” en los tres países caribeños.