Un minúsculo insecto de la selva sudamericana podría estar en el centro de nuevos avances en sistemas auditivos y en imagen médica en los próximos años, según un estudio científico publicado esta semana en la revista científica “Science”.
El saltamontes tropical sudamericano, también denominado katydid, es una de las criaturas que tiene el oído más pequeño del planeta.
Pero a pesar de que la estructura física del mismo es muy diferente al humano – y presenta una historia evolutiva muy diversa- el oído de este insecto funciona de forma extraordinariamente similar al nuestro.
Los mamíferos utilizan los oídos en un proceso tripartito, el tímpano recoge el sonido, el oído medio transforma la energía acústica en vibraciones líquidas y una estructura conocida como cóclea analiza su frecuencia.
Hace tiempo que se sabía que los saltamontes cuentan con aparatos auditivos equipados de tímpanos en sus dos patas delanteras. Pero los científicos no tenían claro cómo estos tímpanos se conectaban entre sí y a su vez con los receptores sensoriales para permitir que el saltamontes escuchase.
En este nuevo estudio, publicado en la edición del 16 de noviembre de la revista científica “Science”, los investigadores revelan el hallazgo de un órgano microscópico que actúa como un oído medio para los grillos.
La versión del saltamontes utiliza “un sistema de palancas mecánicas, una especie de balancín microscópico formado por su tímpano que lo conecta con el oído interno”, explicó el científico en un comunicado.
“El oído de este grillo nos enseña que pueden tener lugar mecanismos de escucha complejos incluso en oídos muy pequeños. Y por tanto estamos aprendiendo cómo la evolución ha producido eficientes, sofisticados y extremadamente pequeños micrófonos”, afirma Daniel Robert, de la Universidad de Bristol en Reino Unido, uno de los principales autores del estudio.
“Ahora tenemos que aprender cómo hacer uno como éste”, añadió.
James Windmill, del Centro de Ingeniería Ultrasónica de la Universidad de Strathclyde, también en Reino Unido, explicó que los mecanismos del insecto podrían quizás ser incorporados a una variedad de tecnologías para ayudar a los humanos, “incluido sistemas de ayuda, sistemas de imagen biomédica para hospitales y evaluaciones ultrasónicas no destructivas para evaluar la integridad estructural de edificios y puentes”.
El investigador afirma que espera con expectativa a la “nueva etapa de esta importante investigación, que aunará biociencia e ingeniería para crear los bioinspirados sensores del futuro”.