Dentro de los muchos misterios que entraña nuestro universo, uno de los que durante más tiempo inquietó a los astrónomos -más exactamente durante 17 años- es el de la estrella 49 CETI, la cual forma parte de la constelación de Cetus.
¿Qué hace tan particular a esta estrella? Que pese a tener 40 millones de años de antigüedad, sigue teniendo enormes discos de gas alrededor de ella, una característica reservada para las estrellas jóvenes, menores a 1 millón de años.
“Sabemos que 49 CETI tiene 40 millones de años, por lo que el misterio es cómo puede ser que una estrella de su edad, totalmente normal por lo demás, tenga todo este gas a su alrededor. Es la estrella más antigua de la que tengamos registro con esta cantidad de gas”, indicó Benjamin Zuckerman profesor de física y astronomía de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Sin embargo, Zuckerman y el profesor de la universidad de Georgia, Inseok Song, llegaron a una conclusión asombrosa: el disco está formado por los restos de miles de millones de cometas que colisionan entre sí, tan repetidamente como una vez cada 6 segundos.
“Cientos de billones de cometas orbitan alrededor de 49 CETI y de otra estrella de 30 millones de años de edad. Ahora imagina a tantos billones de cometas, cada uno de aproximadamente 1.5 kilómetros de diámetro, orbitando alrededor de 49 CETI y chocando unos contra otros. Estos cometas jóvenes contienen mucho más monóxido de carbono que los cometas típicos de nuestro sistema solar. Cuando colisionan, el monóxido de carbono escapa en forma de gas. Así, el gas que vemos alrededor de estas dos estrellas es el resultado del increíble número de colisiones entre estos cometas”, explicó Zuckerman a la sala de prensa de la UCLA.
Los discos de gas y polvo alrededor de estrellas no son extraños. De hecho nuestro sistema solar posee el cinturón de Kuiper, el que se extiende más allá de la órbita de Neptuno y que comprende, entre otros elementos, al planeta enano Plutón.
Sin embargo el disco de gas de 49 CETI es tan abrumador, que posee una masa 4.000 veces mayor que la de nuestro cinturón de Kuiper.
“Calculamos que los cometas colisionan alrededor de ambas estrellas una vez cada 6 segundos. Quedamos realmente sorprendidos cuando establecimos esta tasa tan rápida. Ni en mis mayores sueños lo habría imaginado, y menos si pensamos que estas colisiones han venido sucediendo por cerca de 10 millones de años”, concluyó.