En la actualidad, Finlandia ostenta el privilegio de ser el país europeo mejor ubicado en el informe 2009 del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), que tiene como fin evaluar hasta qué punto los alumnos cercanos al término de la educación obligatoria han adquirido conocimientos y habilidades necesarios para la participación en la sociedad, según indica el sitio oficial.
Por lo anterior, el psicólogo escolar y ex director de un colegio de Barcelona, Javier Melgarejo, decidió estudiar el sistema educacional del país nórdico para dar con las claves del éxito, según publica ABC de España.
Luego de casi diez años de investigación, Melgarejo sostiene que la base está en que “los finlandeses consideran que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en manos de los mejores profesionales del país”.
Por lo anterior, los profesores que se hacen cargo de los niños en sus primeros 7 años de estudio son sometidos a rigurosas pruebas que no sólo tienen que ver con rendimientos académicos con calificaciones sobre 9 de 10 posibles, sino que además se enfatiza en la “sensibilidad social, (…) capacidad de comunicación y de empatía, un resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase, una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas”, según señala la publicación.
Debido a los complejos procesos de selección, en la sociedad finlandesa los profesores son muy valorados. “Es un honor nacional ser maestro de Primaria”, afirma Melgarejo.
Pero no sólo el énfasis está puesto en los docentes, sino que además se evidencian otras diferencias, como por ejemplo que los niños acuden al colegio recién desde los 7 años, mientras que entre los 4 y 6 años menos de la mitad acude a salas cunas.
Durante los 6 primeros años de estudios, los alumnos tienen un solo profesor que les enseña todas las asignaturas las que son calificadas con números a partir del quinto año de estudios, con jornadas que se extienden desde las 08.30 – 09.00 horas, hasta las 15.00 horas, sumando 608 horas lectivas en la educación básica, muy por debajo de las 864 de Chile, según el Colegio de Profesores.
Respecto a la gratuidad de la educación, este beneficio incluye las clases, la alimentación y el material escolar. No obstante, en el caso del extravío de este último, el apoderado debe asumir el costo de comprar uno nuevo.
Según Melgarejo, “el éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, cines…)”, con una marcada responsabilidad que es asumida por los padres como una tradición como principal factor, aunque también existen otras variables como el adverso clima de ese país, que obliga a pasar más tiempo al interior de los hogares.
No obstante, el ex directivo sentenció que las variables socioeconómicas no son determinantes en la educación de los niños.
Por último, cabe destacar que en Finlandia se destina un 12% del presupuesto gubernamental y municipal a la educación pública, que tal como reconoce Melgarejo, parece estar dando frutos.