Científicos estadounidenses encontraron evidencias por primera vez de que hay planetas que pueden formarse y sobrevivir alrededor de estrellas similares al sol pese a que formen parte de densos grupos de estrellas, anunció la NASA este viernes.

Los astrónomos descubrieron dos órbitas similares a las de Júpiter en el Beehive Cluster, un conjunto de alrededor de 1.000 estrellas que parecen pulular alrededor de un centro común.

“Éste ha sido un gran enigma para los buscadores de planetas”, dijo Sam Quinn, un estudiante de doctorado en Astronomía en la Universidad del estado de Georgia, en Atlanta, y autor principal del artículo que describe los resultados.

“Sabemos que la mayoría de estrellas se forman en entornos agrupados, como en la Nebulosa de Orión, así que, a menos que ese entorno denso inhiba la formación de planetas, algunas estrellas del tipo del sol en agrupaciones abiertas deben tener planetas”, afirmó Quinn.

“Ahora sabemos finalmente que están ahí”, añadió en un comunicado.

El descubrimiento dejó a los astrónomos descolocados, ya que habían teorizado que los planetas gaseosos no pueden formarse demasiado cerca de una estrella porque, si no, se evaporarían.

La explicación más extendida hasta el momento es que los planetas se forman más lejos y luego migran hacia el interior, más próximos a la estrella.

Teniendo en cuenta la relativa juventud de las estrellas de Beehive, los planetas que acaban de descubrirse podrían ayudar a los científicos a desarrollar la teoría al respecto.

Si las estrellas son jóvenes, eso quiere decir que los planetas deben serlo también, lo que “establece una limitación sobre con qué velocidad migran hacia dentro los planetas gigantes”, dijo Russel White, el principal investigador del programa sobre los Orígenes del Sistema Solar de la NASA, que financió el estudio.

“Conocer con qué velocidad migran (los planetas) es el primer paso para descubrir cómo lo hacen”.

El equipo descubrió los planetas Pr0201b y Pr0211b usando un telescopio Tillinghast de 1,5 metros en un observatorio de Arizona con el objetivo de medir el temblor gravitacional al que los planetas inducen a sus estrellas madre.

Los científicos habían descubierto previamente dos planetas alrededor de estrellas masivas, pero no habían encontrado todavía ninguno alrededor de estrellas parecidas al sol, que ocupa el centro de nuestro sistema solar.