Un estudio clínico confirmó que en casos de pacientes con Artritis Reumatoide (AR) temprana y agresiva, el tratamiento más eficiente es combinar terapia convencional con drogas biológicas.
El estudio Óptima, el primero realizado con un objetivo claro desde el inicio del tratamiento, evaluó dos grupos de pacientes, uno tratado con Metotrexato más placebo versus otro al que se les administró Metotrexato más Adalimumab (antiTNF), una droga biológica.
Según los resultados de este análisis, a la semana 26 al menos el doble de los pacientes con la terapia combinada alcanzó parámetros que indican que el progreso de la enfermedad fue detenido, comparado con aquellos que recibieron solamente Metotrexato más placebo.
La AR es una enfermedad autoinmune y crónica, de causa desconocida, que afecta primariamente las articulaciones. En la mayoría de los casos el curso es progresivo y conduce a un daño articular irreversible, lo que deriva en deterioro funcional de los pacientes, disminución de su calidad de vida y una mortalidad prematura.
En la AR, a diferencia de la artrosis, existe un mecanismo mediado por la desregulación del propio sistema inmunológico del individuo. Frente a esto, las terapias biológicas a diferencia de las terapias convencionales, están dirigidas a moléculas específicas que son las responsables de la inflamación y posterior daño articular.
La reumatóloga del Hospital Fusat, Carolina Taricco, expresó que el estudio Óptima revalida las conclusiones alcanzadas en 2006 a través del estudio Premier, que evidenció la superioridad de la terapia combinada de Metotrexato con Adalimumab (antiTNF).
“Este estudio viene a confirmar la eficacia de las terapias biológicas en el tratamiento temprano de la AR, como opción terapéutica para detener el progreso de la enfermedad. Mientras antes se utilice esta terapia en pacientes que cumplen ciertas condiciones particulares, más exitoso será el resultado”, explicó Taricco.
En Chile, se estima que la prevalencia de la enfermedad alcanza a aproximadamente 100 mil personas. La AR afecta de manera predominante a las mujeres y se ha reportado una relación de 3 y hasta 8 veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.
De aquellos pacientes que tienen trabajo remunerado al inicio de la AR, 10% de ellos deja de trabajar dentro del primer año de inicio de la enfermedad y un 50% está incapacitado después de 10 años.
Según datos de la Superintendencia de Pensiones, entre 2009 y 2011 se otorgaron más de 2.669 pensiones de invalidez producto de esta enfermedad. En el mismo período, ingresaron al AUGE por AR un total de 14.272 personas, según datos de Fonasa.