Durante algunas horas hubo asombro y alarma mundial por informes de la Cancillería británica que sugerían que barcos de guerra ingleses habrían interceptado un carguero ruso que transportaba armamento y pertrechos de guerra para el gobierno de Siria. Los ingleses supuestamente habrían forzado a esa nave a retornar a su puerto de origen.
Por cierto causó asombro que naves rusas hubiesen aceptado que las interceptaran y sometieran a registro, pero ya a medianoche se aclaró que la noticia era falsa. Que una nave de bandera caribeña, operada por una agencia de carga de Dinamarca, había recibido instrucciones de sus fletadores de retornar al puerto ruso de Kaliningrad, en el Báltico, debido a problemas surgidos con la agencia aseguradora del flete. Se confirmó que la aseguradora había anulado su contrato de seguro por temor a que la carga pudiese estar violando las sanciones de la Unión Europea contra Siria.
Al parecer la carga incluía helicópteros que el gobierno sirio había mandado modernizar, como ya antes lo había reconocido el gobierno de Estados Unidos. Pero el efecto verdadero de este hecho es que Rusia podría caducar la totalidad de sus contratos de seguros de navegación con empresas europeas o norteamericanas, reemplazándolas por la nueva gran aseguradora asiática “Mutual de Seguros y Protección Naval”, con sede en Shanghai, que ya está asegurando los buques tanque que transportan petróleo de Irán hacia la India, Japón, China y Corea del Sur. Con ello las compañías europeas y estadounidenses pierden alrededor del 50% de sus negocios con Asia.