Una agobiada madre de Tomé denunció la brutal golpiza que recibió su hijo en manos de un compañero de la escuela Mariano Egaña.
Las marcas en el rostro de Nicolás Sánchez son evidentes. Un ojo morado y hematomas en los pómulos son prueba fehaciente de lo que el niño vivió hace 48 horas.
Fue un compañero de la Escuela Mariano Egaña de Tomé, de un curso superior, que a través de la golpiza que también se presentó en costillas y estómago, concretó más de un año de hostigamiento y que configura toda esta situación como bullying.
La madre responsabilizó al establecimiento de ocultarle la información de lo sucedido y no descarta llegar a instancias legales.
Nicolás, el joven amante de la música y del deporte, contó a La Radio los difíciles momentos que vivió.
Su madre, Soledad Garrido, lo vio llegar y describió el sentir de una madre al ver a su hijo golpeado y abatido.
Y no sería todo por ese día, ya que el niño recuerda que más tarde un profesor de la Escuela fue más allá.
Nicolás, a sus cortos 10 años, supo lo que era la humillación.
Soledad no comprende esta actitud.
Y aún más, la mujer asegura no descarta iniciar acciones legales porque si bien la agresión, fue a las 8:30, ella recién se enteró pasadas las 16:00, sin que existiera asistencia médica para su hijo.
La primera acción de Soledad Garrido fue cambiar a sus hijos de establecimiento. En la escuela Mariano Egaña, la directora ya se había retirado pero dejamos nuestros contactos.
Lo que queda ahora son varias reflexiones. Nicolás es un niño que tiene un papá, una mamá, un hermano menor y una hermana mayor que lo quieren y le dan amor permanentemente. ¿Qué pasa con los menores que sufren el bullyng y no cuentan con estas condiciones?
¿Cuántos Nicolás a diario nos demuestran que se necesita algo más que campañas y recursos invertidos en esta materia?