Investigadores de la Universidad de Chile, encabezados por el Dr. Flavio Salazar, descubren un marcador genético clave para pronosticar la eficacia clínica de tratamientos inmunológicos contra el tipo de cáncer a la piel denominado melanoma maligno. El estudio fue publicado este mes en la prestigiosa revista internacional “Cancer Immunology Immunotherapy” y servirá como base para el diseño eficiente y personalizado de futuros tratamientos efectivos contra melanoma y otros tipos de cáncer.
El importante descubrimiento logrado por un equipo científico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, liderado por el Dr. Flavio Salazar al identificar una variante de un gen -trozo de ADN dentro del genoma- que permitiría generar un significativo avance en el tratamiento contra el melanoma maligno, el más agresivo de todos los tipos de cáncer a la piel conocidos.
El hallazgo se fundamenta en la observación de una variante en el gen para la proteína TLR4 presente en algunos pacientes, que afecta negativamente la función de las células dendríticas responsables de activar el sistema inmune. Este descubrimiento facilita la posibilidad de generar tratamientos personalizados para el cáncer, de acuerdo a las características únicas de cada paciente.
Identificar este marcador genético permite diagnosticar de manera más precisa si el melanoma maligno es posible de tratar eficazmente con la inmunoterapia celular denominada TAPcells, que consiste en extraer glóbulos blancos de la sangre del paciente mezclarlos con extractos tumorales y convertirlos en células dendríticas, capaces de ordenar el ataque del sistema inmunológico en contra las células cancerígenas invasoras.
Estos resultados permiten a la comunidad científica y médica internacional mirar con optimismo el aumento de las expectativas de vida observadas en los pacientes con cáncer avanzado tratados con TAPcells, quienes han visto incrementando el tiempo de sobrevida promedio de 10 a 35 meses sin sufrir efectos adversos.
Innovación chilena
“Es muy relevante publicar nuestros descubrimientos en las revistas más prestigiosas del ámbito científico internacional, especialmente si están asociadas a hallazgos clínicos. Aunque lo más importante, es que hemos realizado pruebas clínicas de Fase II únicas en Chile que han involucrado sobre 250 pacientes en etapas avanzadas de melanoma, alargando sus vidas y en casos menos graves, incluso han superado esta mortal enfermedad”, dijo la Dra. Mercedes López, líder del equipo clínico que llevó a cabo este avance.
El melanoma es un cáncer de la piel ligado a factores genéticos, afectando principalmente a personas con cutis muy claro. En Chile y en el mundo, la incidencia de este tipo de cáncer continua aumentado debido a factores como mayor longevidad de la población y hábitos de ocio con alta exposición solar en los veranos, especialmente durante la niñez y juventud.
Esta tecnología, concebida en su totalidad por científicos chilenos, está disponible para pacientes aquejados de melanoma, y en ciertos casos para cáncer de próstata y otros tumores, a través de Oncobiomed, clínica oncológica que distribuye la terapia desde 2005 en el país. “Hemos acumulado una década de experiencia científica que nos permite distribuir la tecnología TAPcells a oncólogos y clínicas del país, para el tratamiento de sus propios pacientes, además de generar cooperación clínica y científica”, señala Cristián Pereda, Ingeniero en Biotecnología responsable de producir las vacunas para la terapia inmunológica.
“En Chile cumplimos con la normativa legal, lo que nos ha permitido beneficiar con nuestro tratamiento a pacientes chilenos y extranjeros. Adicionalmente tenemos la voluntad de seguir avanzando en la internacionalización de nuestra terapia, pero para ello se requieren recursos desde el mundo privado”. especifica Eugenio Rivas , Gerente General de Oncobiomed. En esa línea los inventores de la terapia TAPcells buscan acuerdos comerciales que le permitan posicionar internacionalmente la tecnología a través de estudios clínicos Fase III, con el fin de obtener la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, que permita validar la terapia en todo el mundo. Para ello es necesario 15 millones de dólares, que deben ser aportados por inversionistas biotecnológicos con experiencia tanto en biomedicina como en tecnologías innovadoras.