El gigante japonés de la electrónica, Sony, registró en 2011-2012 un déficit de 4.500 millones de euros debido a la caída del 9,6% de las ventas, la fortaleza del yen, la competencia, las catástrofes naturales y los impuestos, anunció este jueves.
El grupo, que acaba de cambiar de presidente y ha previsto una reorganización de varios sectores de actividad, espera volver a los números verdes este año fiscal (abril 2012-marzo 2013) con un beneficio de 30.000 millones de yenes (unos 300 millones de euros) gracias a un aumento de las ventas del 14%, a 7.400 millones de yenes.
El ejercicio 2010-2011 arrojó unas pérdidas de 260.000 millones de yenes.
Además del sismo y el tsunami del 11 de marzo de 2011 en Japón, el mastodonte vio cómo caían las ventas de televisores en el archipiélago a partir del verano pasado, se desaceleraba la demanda internacional por la crisis en Europa, se vio perjudicado por la fortaleza de la moneda nipona y la competencia despiadada de Corea del Sur y por las inundaciones de Tailandia.
Sus ventas anuales cayeron a 6,49 billones de yenes (64.000 millones de euros) contra 7,18 billones un año antes. Asimismo, el déficit de explotación fue de 67.280 millones de yenes (665 millones de euros), contra un beneficio operacional de unos 200.000 millones de yenes en 2010-2011.
Su división de “productos y servicios al por menor”, la más importante presentó un déficit del 18,5% en un año, al igual que la de móviles y la de soluciones profesionales cuyos ingresos retrocedieron 12,6%.
Sony también ha tenido que tomar en cuenta los impuestos en Estados Unidos.
No obstante, estos resultados son un poco menos catastróficos que lo preveía la multinacional hace unas semanas.
Ante esta situación delicada, Sony ya ha lanzado un conjunto de medidas para tratar de cambiar las cosas en los próximos meses, entre otras, deshacerse de actividades y modificar sus estructuras de producción, que llevará a la eliminación de 10.000 puestos de trabajo para finales del año fiscal.