Que marinar el asado es importante para que quede jugoso, que comer cerdo es peligroso y que lavar el pollo comprado en el supermercado es crucial, son algunos mitos en torno a las carnes que están en el inconsciente colectivo.
Sin embargo, muchos de ellos son falsos, o bien, son medianamente ciertos. Por ello, Bridget Lancaster, de la escuela de cocina norteamericana America’s Test Kitchen Cooking School, se refirió a la verdad que hay detrás de algunas creencias populares en torno a las carnes. Pon atención.
Mito 1: Marinar la carne hace que sea más jugosa y tierna.
La verdad es que no es así. En general los condimentos como el aceite, cítricos, especias y hierbas sólo pueden penetrar en el exterior de carne. De hecho, según señala el portal especializado, al cabo de 18 horas el vino tinto apenas alcanza un milímetro.
Es más, Lancaster señala que ingredientes como el vinagre o cítricos como el limón pueden llegar a dañar la carne y romper sus fibras exteriores. Por lo tanto, remojar carne en una solución ácida puede dejar el exterior con textura seca y quebradiza.
Mito 2: Comer cerdo te hará enfermar.
Es cierto que si comes carne de cerdo de dudosa procedencia y mal cocinada, eventualmente podrías contraer triquinosis. Sin embargo, es muy difícil que enfermes por una carne comprada en el supermercado. Además, es muy difícil que a alguien le guste cruda o poco cocida.
La chef recomienda cocinar chuletas o asados de lomo de cerdo a una temperatura de 140 a 145. Es importante dejar que el cerdo se cocine durante 10 minutos más que las otras carnes y esperar unos minutos más si es que tienes dudas con respecto a la cocción.
Mito 3: Siempre enjuaga el pollo o pavo que compras en el supermercado
Cuando lavas el pollo bajo la llave es probable que salpiques todos los microorganismos del pollo sobre tu lavaplatos, mueble de cocina y alrededores. Lo mejor es simplemente cocinar las aves a una temperatura elevada (165 grados para la pechuga y 175 para los trutros) y te aseguras de eliminar los posibles agentes patógenos.