Diversos estudios han demostrado que no sólo los alimentos y la falta de ejercicio influyen en nuestro peso y la distribución de los kilos, pues existen conductas que muchos ni se imaginan que contribuyen a deforman la anatomía.
De hecho, de acuerdo a algunas investigaciones, llevar bolsos grandes siempre con el mismo hombro, andar con tacos altos, utilizar autobronceantes, hacer demasiadas cosas a las vez y usar calzas o leggins, son prácticas que pueden llegar a incidir en nuestro cuerpo.
Por ello, a continuación, te explicamos cuáles son esas conductas que están alterando nuestro organismo y cómo paliar sus efectos, según consignó el diario británico Daily Mail.
1. Maxibolsos.
El experto en medicina cosmética, doctor Michael Prager, se dio cuenta que muchos de sus pacientes tenían más grasa en un lado del cuerpo que el otro. Tras realizar un sondeo, notó que el costado más “gordo”, generalmente era el contrario al que llevaban sus pesados bolsos.
La experta en postura corporal, Ivana Daniell, dice que al llevar una carga pesada, haces más ejercicios de un lado, lo que puede afectar la distribución de la grasa.
“Antes de hacer remociones de grasa con láser medimos el tejido adiposo que tienen los pacientes, de manera que podamos medir la pérdida de centímetros después del tratamiento. Muchos de mis clientas tienen más grasa de un lado de su cuerpo. La única cosa que todas ellas tienen en común es que usan bolsos ridículamente grandes”, indica la especialista.
“Nuestra postura es la que afecta el almacenamiento de la grasa. Si haces más ejercicios de pesas, por un lado, es decir, llevas una cartera pesada, no sólo activas más los músculos en un lado, también estás creando un desequilibrio muscular y esquelético que pueden afectar la distribución de la grasa”, agrega.
Por ello, aconsejan cambiar el bolso de mano, no sólo para equilibrar mejor la grasa, sino que también para disminuir los dolores de hombro y cuello.
2. Bronceado falso
Un cuerpo bronceado se ve más delgado y tonificado a simple vista, según algunos. Sin embargo, podría hacernos engordar a largo plazo. De acuerdo a científicos suecos, el producto químico conocido como ftalatos y que está presente en varias lociones autobronceantes, vuelve a las personas más propensas a ganar peso y desarrollar diabetes.
Este químico -presente también en maquillajes, productos de limpieza y recipientes de plástico- estimula la capacidad del cuerpo de almacenar grasa alrededor del estómago porque altera el equilibrio hormonal.
Monica Lind, autora del estudio, señala que “estos ftalatos están volviendo obesas a las personas. Muchos utilizan productos para el cuerpo con este químico, que llega a la sangre a través de la piel”.
3. Hacer demasiadas cosas a la vez
Muchas mujeres están acostumbradas a realizar un montón de cosas al mismo tiempo. Sin embargo, una nueva investigación encontró que esta práctica, agota la parte del cerebro encargada del autocontrol.
“Cuando ayudas a tus hijos con sus tareas, luego respondes un correo electrónico del trabajo, para volver nuevamente con la tarea, estás haciendo cosas que requieren diferentes modos de pensar” señala el profesor Ryan Hamilton, quien trabajó en el estudio.
“Estar ocupado también afecta a las decisiones que tomas en torno a los alimentos”, dice el entrenador personal de la actriz Jennifer Lawrence (Los Juegos del Hambre), Dalton Wong. “Si estás tan ocupado que no puedes pensar con claridad, es más probable que tomes un café y un montón de galletas para seguir adelante”, añade.
“Sin embargo, aunque este tipo de alimento proporcione un golpe rápido de energía, al fin de cuentas dará lugar a más estrés y agotamiento. El azúcar artificial altera los niveles de azúcar en la sangre, lo que lleva al cansancio y más antojos dulces”, explica.
Él aconseja no comer mientras estés distraído. “No masticarás bien, y eso hará que te hinches”, afirma.
4. Leggins o calzas
Sammy Margo, fisioterapeuta que trabaja con el equipo de fútbol de Inglaterra, advierte que los leggins demasiado apretados pueden hacer que los músculos se vuelvan perezosos, lo que se traduce en un vientre y piernas flácidas.
“Las calzas hacen sentirse y verse bien. Soy tan adicta a ellas como nadie, pero hay un inconveniente. Apretan los músculos de los muslos, los glúteos y la panza, haciendo el trabajo que los músculos tienen que hacer. Como resultado: a los músculos se les permite relajarse y desconectarse”, indica.
Margo explica que las personas deberían dejar de usar progresivamente sus leggings si quieren lucir lo mejor posible en el verano.
5. Tacones altos
¿Sabías que los tacos altos pueden fomentar la formación de la panza? Así lo asegura el entrenador personal, Dax Moy, quien cree que el uso de tacones con demasiada frecuencia puede causar que los músculos del estómago se vayan hacia adelante.
“El uso de tacones muy altos hace pelvis se incline hacia adelante, lo que permite que las grasas abdominales se derramen hacia adelante, produciendo una barriga que muchas mujeres han llegado a pensar erróneamente que es la típica grasa del estómago”, afirma Dax.
Dalton Wong concuerda con esto y agrega que “los tacones altos pueden debilitar los músculos abdominales, lo que lleva a tener una panza que sobresale justo por debajo de su ombligo”. Por eso, es recomendable usar este tipo de zapatos sólo en eventos especiales y cuando estés en casa, caminar descalzo, porque ayuda a balancear el cuerpo y fortalecer los músculos.