El advenimiento de la era internet trae aparejadas innumerables e interminables guerras de patentes que involucran a grandes firmas del sector, que parecen dedicar tanta energía a estos litigios como a la innovación tecnológica.
Entre los fabricantes de chips, los creadores de teléfonos inteligentes, los diseñadores de videojuegos y los grupos de internet, la competencia ya no se limita al mercado, sino que alcanza también a los tribunales.
“Durante años la carrera de las patentes ha estado prácticamente paralizada, con un acuerdo tácito entre las empresas de no ir a la justicia”, dijo Colleen Chien, profesora de derecho en la Universidad de Santa Clara, California, en el centro del Silicon Valley.
“Eso fue cuestionado por un nuevo modelo operativo, que consiste en hacer valer las patentes”, continuó. “Se ha vuelto aceptable violar el pacto de caballeros de no demandar y ahora (el litigio) es la nueva norma”.
Esta ruptura no oficial de la tregua es imputada en parte a los “trolls de patentes”, o “cazadores de patentes”, entidades que compran o registran sus patentes con el único propósito de demandar algún día a los empresarios que usan las ideas.
Ahora, grandes grupos con popularidad disminuida multiplican las querellas, como AOL y Yahoo!, que demandaron a Facebook el mes pasado.
El gigante del software Oracle, por su parte, presentó una demanda contra Google por su sistema operativo Android, en un proceso que se inicia este lunes en California.
En esta guerra, los grupos más ricos gastan fortunas para armarse de carteras de patentes que, esperan, deberían disuadir a sus adversarios de demandarlos.
Microsoft aceptó pagar más de mil millones de dólares la semana pasada por patentes que AOL aparentemente quería “desde hacía años”, según su director jurídico.
En marzo, Facebook reveló haber comprado 750 patentes de IBM, empresa que también vendió más de 2.000 a Google el año pasado.
Con la intensa competencia existente en el segmento de dispositivos móviles, Google y los fabricantes que utilizan su sistema Android son objetivos frecuentes, especialmente por los contenciosos lanzados por Apple.
El año pasado, Google transfirió una serie de patentes al fabricante taiwanés de teléfonos inteligentes HTC para ayudarlo a defenderse de su rival Apple, que también está involucrado en un conflicto con Samsung, otro de los principales usuarios del Android.
Algunas de las patentes transferidas a HTC provienen de Motorola Mobility, que Google compró el año pasado por 12.500 millones de dólares con el propósito expreso de fortalecer su cartera de patentes.
Por su parte, los opositores de Google, Apple y Microsoft en primera fila, han unido sus fuerzas el año pasado para comprar patentes de Nortel, la empresa canadiense en quiebra, en lo que suele considerarse la mayor transferencia de propiedad intelectual de la era internet.
“La realidad es que hay cada vez más exposición al lanzar un nuevo producto”, dijo Chien. “Los grupos como Google o Facebook, que tienen pocas patentes, pero una participación de mercado significativa, son los que más tienen que perder”.
Al mismo tiempo, tienen los medios para defenderse. “Sólo cuando uno gana dinero se convierte en un objetivo atractivo, y cuando uno gana dinero, se puede permitir el lujo de comprar patentes”, señaló.
Desde la perspectiva de los consumidores, esta cascada de conflictos no es necesariamente una mala noticia, siempre y cuando el dinero recaudado por las demandas sirva para financiar la innovación.