El Gran Premio de Bahréin del próximo 22 de abril podría actuar como “una bomba de relojería” y alimentar la violencia en este país del Golfo Pérsico, indició el International Crisis Group (ICG) en un comunicado publicado este lunes.
“Detrás de la imagen de normalización Bahréin se dirige peligrosamente hacia una erupción de violencia”, dijo esta organización no gubernamental que busca la prevención y la resolución de conflictos armados.
“El gobierno cree que la aplicación parcial de las recomendaciones de la comisión de investigación independiente bastan para volver a la calma, pero tenemos todas las razones de pensar lo contrario”, añadió el ICG.
Esa comisión de investigación determinó que las fuerzas de seguridad hicieron un “uso excesivo” de la fuerza en la represión de las manifestaciones chiitas de febrero-marzo de 2011 que dejaron 35 muertos, cinco de ellos por tortura.
Los chiitas, mayoritarios en Bahréin, piden reformas políticas a la familia real sunita que dirige el país.
En las últimas semanas las manifestaciones se multiplican de nuevo en Bahréin para pedir la liberación de un militante que está en huelga de hambre para protestar contra su condena a cadena perpetua por complot.
Abdel Hadi Al Jawaja empezó la huelga el pasado 8 de febrero y su situación es una “bomba de relojería” porque sus defensores querrán aprovechar la organización del Gran Premio para protestar, según el ICG.
“Bahréin quiere convertir esta competición en un símbolo de unidad nacional cuando en realidad (esta carrera) pone en evidencia profundas divisiones y podría encender la situación”, añade la ONG.
Tras varias semanas de controversia, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) confirmó el pasado viernes que la carrera se llevaría a cabo tal y como estaba previsto.