“El azúcar es tan peligrosa que debería ser controlada como el alcohol y el tabaco”, dicen los investigadores. Ellos sostuvieron en Daily Mail Reporter que el azúcar ha estado ayudando a una pandemia de obesidad global y contribuyendo con 35 millones de muertes cada año, por enfermedades como la diabetes, males cardíacos y el cáncer
El azucar es “tóxica más allá de las calorías”, advierten los científicos. Ellos sugieren un impuesto a las ventas y que sean requisito algún tipo de licencia que permita regular el suministro de azúcar en las máquinas expendedoras de dulces.
Informes de expertos de la Universidad de California en San Francisco, agregan además que el azúcar provoca más daño que la simple gordura acumulada en nuestra cintura, y que el nivel de consumo de la mayoría de los estadunidenses está cambiando su metabolismo, elevando la presión sanguínea y los daños al riñón.
Los daños en la salud se igualan a los producidos por el alcohol, el que se produce justamente destilando azúcar. El consumo mundial de este alimento se ha triplicado durante los últimos 50 años y es visto como la causa de la epidemia de la obesidad. No obstante, los doctores Robert Lustig, Laura Schmidt y Claire Brindis, de la Universidad de California, dicen que el sobrepeso es sólo uno de los síntomas de la intoxicación por azúcar.
El Doctor Lustig dice: “mientras la gente piense que el azúcar constituye sólo “calorías vacías”, no hay posibilidad de resolver este problema. Existen calorías buenas y malas, tal como hay grasas buenas y malas, buenos aminoácidos y malos aminoácidos, buenos carbohidratos y malos carbohidratos. Solo que el azúcar es tóxica más allá de sus calorías”.
Brindis, por otro lado, explica que la gente necesita estar mejor informada acerca de los peligros de ésta y que los perjuicios producidos son similares a los daños producidos por el tabaco y el alcohol.
El equipo sugiere gravar impuestos especiales a las ventas, controlar el acceso y endurecer los requisitos para obtener licencias para las máquinas expendedoras que venden productos altos en azúcar, en escuelas y lugares de trabajo.
El doctor Schmidt explica: Hay un enorme brecha entre lo que sabemos de la ciencia y lo que realmente hacemos en la práctica. En orden de mover la aguja hacia el lado de la salud, este tema necesita ser reconocido y es fundamental la preocupación a nivel mundial.
La científico concluye: “no estamos hablando de prohibición, no estamos invocando una mayor intromisión del gobierno en la vida de los ciudadanos. Estamos hablando de caminos más amables para hacer del consumo del azúcar algo un poco menos inconveniente, de tal forma que la gente se aleje de las dosis muy concentradas. Lo que deseamos es incrementar las posibilidades de las personas para que tengan comida que no esté “cargada” de azúcar y sea comparativamente más liviana y barata”.