La docente y especialista en Educación Diferencial de la Universidad de Chile, Gina Basso, a través de una columna de opinión en Ciper Chile dio a conocer el caso de una menor de 13 años que presenta una leve discapacidad intelectual, y que pese a denunciar una situación de abuso sexual en su hogar, sigue conviviendo con quienes habrían amparado aquellas prácticas.
Durante los primeros días de junio del 2011 la menor le confesó a una educadora diferencial que estaba siendo abusada por un adulto con quien comparte residencia, ante lo que la profesional presentó inmediatamente la denuncia, ordenándose las pericias respectivas en el Servicio Médico Legal.
El Tribunal -al tener a la vista los antecedentes- decretó la protección de la menor y el alejamiento del imputado, todo esto dentro de comparecencias en las que la madre negó absolutamente los hechos relatados, atribuyéndola a mentiras propias de la discapacidad de la menor.
Trascurridos 8 meses desde el inicio de la investigación, los adultos que cohabitan con ella no han tomado medidas frente al hecho, mientras que todos los análisis psicosociales tanto a su madre como su entorno muestran serias deficiencias, tanto por consumo el habitual de droga, como por el hacinamiento y casos de promiscuidad.
La menor se encuentra en lista de espera para ser internada en un centro de Coanil, por lo que -a menos se genere un cupo- no existe posibilidad cercana de que ella pueda salir desde la situación de riesgo en la que se encuentra, la que está debidamente acreditada por todas las instancias oficiales.
Finalmente la reflexión de la autora se centra, al tenor de lo expuesto, en la incapacidad de la institucionalidad dispuesta para velar por el bienestar de los menores, a través de cosas tan simples como hacer respetar la medida cautelar dictada por la justicia.
Puedes revisar el texto íntegro de la columna de opinión aquí.