Para muchos la Navidad es sinónimo de compartir en familia, disfrutar una cena, abrir regalos y acompañar a los niños, pero para quienes se encuentran privados de libertad es distinto.
Por eso adquiere especial valor espiritual para los internos la misa navideña que suele cumplirse en el gimnasio, que por esas cosas de la vida tiene su entretecho lleno de pájaros, cuyo incesante trinar genera un ambiente surrealista.
El arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, encabezó la eucaristía, junto al obispo auxiliar Pedro Ossandón, y al padre Germán Hermosilla, encargado de la pastoral penitenciaría.
Chomalí dijo que estar con los privados de libertad, es estar con Jesús.
A la misa concurrieron cerca de 300 internos, 9 de la sección femenina, y tuvo un aspecto adicional: dos reos recibieron los sacramentos de la confirmación. Edgardo Morales fue uno de ellos, quien dijo encontrar paz en Dios, algo muy necesario para completar su condena de 30 años.
Marta Pinto es la catequista encargada de instruir a los internos.
La misa fue seguida con atención y recogimiento por los internos, que encuentran en ella un espacio de libertad del que por ahora están físicamente privados.