El papa Benedicto XVI pidió el domingo al gobierno italiano que evite que las personas encarceladas purguen una “doble pena” debido al exceso de población y la degradación de las prisiones, durante un encuentro con prisioneros en la cárcel de Rebbibia, en Roma.
Durante su visita a un nuevo complejo de este gran centro de detención de un suburbio del norte de Roma que tiene 1.700 presos, el Papa respondió a las preguntas que le hicieron seis de ellos sobre los problemas de la exclusión, la miseria, la separación de sus familias, el perdón de sus faltas por la sociedad y por Dios.
Cuando llegó el sumo pontífice de 84 años, en un clima glacial y húmedo, fue recibido por un clamor que llegaba de las celdas. Luego visitó una iglesia moderna de ladrillos, donde lo esperaban unos 300 detenidos que lo recibieron con emoción y fervor. El Papa pasó entre ellos, dándoles la mano.
Benedicto XVI se refirió a “la degradación” y la “superpoblación” del sistema carceral italiano, que tiene 68.000 prisioneros para una capacidad de 44.400 lugares. Luego pidió al nuevo gobierno de Mario Monti, que anunció medidas para tratar de encontrar soluciones, que hiciera lo necesario para que “los detenidos no purguen una doble pena” debido a las malas condiciones de detención.
“He venido para manifestarles mi proximidad. Pero mi gesto es también un gesto público para recordar a los ciudadanos, los gobernantes, que hay grandes problemas en las cárceles”. “La vocación de las prisiones” debería ser “reencontrar la dignidad humana y no degradarla”, insistió.