Los rebeldes libios trataban el jueves de tomar el control de los últimos bolsones de resistencia en Trípoli y de acercarse a Sirte, la ciudad natal y bastión del coronel Muamar Gadafi, el antiguo “guía” cuya cabeza tiene ahora precio.
En el extranjero, la época post-Gadafi empieza a prepararse. Naciones Unidas examina el desbloquo de los haberes libios para ayudar a los rebeldes y Francia anunció una conferencia de los “amigos de Libia” el día 1 de septiembre en París.
Cuatro periodistas italianos fueron secuestrados cuando viajaban en coche en la carretera entre Zauiya y Trípoli. Un grupo de combatientes leales a Gadafi detuvieron el vehículo y mataron al chófer, según la prensa local.
Sin embargo, la treintena de periodistas retenidos desde el sábado en el hotel Rixos, cerca del cuartel general del coronel Gadafi, fueron liberados gracias a la ayuda de la Cruz Roja. El miércoles por la noche, los rebeldes controlaban el Rixos, sin enfrentamientos.
Durante la jornada del miércoles, los combates siguieron en Bab al Aziziya, en los alrededores del cuartel general del coronel, y en el barrio vecino de Abu Slim, bastión de las tropas fieles al régimen. Cesaron al inicio de la noche y dejaron lugar a disparos esporádicos.
Según los periodistas de la AFP, los rebeldes parecían controlar el conjunto del centro de la capital. Se paseaban por la plaza de los Mártires, antigua plaza Verde, símbolo del régimen. Pero durante el día, las calles permanecieron casi desiertas, debido a la presencia de francotiradores.
Para los rebeldes combatientes en Trípoli, otra prioridad era asegurar la carretera que lleva al aeropuerto, donde se enfrentaban a una fuerte resistencia.
Gadafi permanecía en paradero desconocido y los rebeldes anunciaron una recompensa de unos 1,7 millones de dólares (2 millones de dinares libios) a quien lograra encontrarle, vivo por muerto.
Los rebeldes también ofrecieron la inmunidad a cualquier allegado de Gadafi que decidiera matarlo o entregarlo.
El martes por la noche y el miércoles de madrugada, Gadafi desafió de nuevo a la rebelión y llamó a seguir combatiendo a través de dos mensajes.
En el primero, emitido por la televisión Al Oruba, afirmó haber salido de su residencia en una “retirada táctica”. En el segundo, emitido por el canal Arrai, afirmó haberse paseado de incógnito en Trípoli y haber visto a “jóvenes dispuestos a defender su ciudad”.
Según el coronel rebelde Abdalá Abu Afra, el territorio libio se encuentra ahora “al 90% o el 95% bajo el control de la rebelión”. Pero en el frente Este, los rebeldes libios se enfrentaron inesperadamente el miércoles a fuerzas gadafistas en Ben Jawad (este), que impedían el avance insurgente hacia Sirte, anunció un portavoz militar.
Las fuerzas leales a Gadafi también cercaban Zuara (oeste de Libia) y bombardeaban la ciudad, donde los rebeldes, que controlan el centro, pidieron ayuda a los combatientes de las montañas de Djebel Nefusa, indicó un responsable de la rebelión en Zenten.
Desde el sábado, más de 10.000 personas atravesaron el puesto fronterizo de Dehiba entre Túnez y Libia, al suroeste de Trípoli. Parte de ellos regrasaban a una “Libia libre” tras haberse refugiado durante meses en Túnez, y otros huían los combates de la capital.
Mientras tanto, la comunidad internacional multiplicaba las iniciativas para prepara la era post-Gadafi. El presidente francés, Nicola Sarkozy, anunció que el 1 de septiembre tendrá lugar en París “una gran conferencia internacional para ayudar a la Libia de mañana”.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió por su parte el miércoles por la noche para analizar la propuesta estadounidense de desbloqueo de los haberes libios congelados para ayudar al CNT.
Washington desea desbloquear de inmediato 1.500 millones de dólares, pero Sudáfrica pidió que la ONU espere la decisión de la Unión Africana de reconocer o no al CNT durante una reunión prevista el jueves.