Pese a la mejoría del juego, los futbolistas del Real Madrid y su técnico, José Mourinho, no salieron engrandecidos el miércoles, tras dar muestras de que perdieron los nervios después de una nueva derrota ante el Barcelona, en la Supercopa de España (2-2 ida; 3-2 vuelta).
Al igual que ocurrió en la serie de ‘Clásicos’ de la pasada temporada, el partido del miércoles en el Camp Nou fue brillante a nivel deportivo, pero la imagen del duelo se emborronó con la tangana del final, donde los ‘blancos’ demostraron que las derrotas ante el Barça son especialmente duras.
El miércoles, una brutal entrada del brasileño Marcelo sobre el debutante con el Barcelona Cesc Fábregas, en el tiempo añadido, encendió la mecha de la tangana que marcó el final del partido.
Hubo en ese gesto del zaguero, que acabó expulsado, toda la frustración del Real Madrid ante su eterno rival catalán, responsable de la eliminación de los pupilos de Mourinho en las semifinales de la pasada edición de la Liga de Campeones, y sobre todo del 5-0 registrado en Liga, en el Camp Nou.
Puede que el jugador brasileño fuera simplemente algo torpe a la hora de descargar con su entrada la tensión debida a los insultos racistas que recibió desde las gradas, sólo minutos antes de su expulsión.
Aún así, su gesto generó una pelea en la que se vieron implicados miembros de las plantillas de los dos equipos, que parecieron confundir el césped del Camp Nou con un cuadrilátero de boxeo.
La tangana dejó tres rojas, la de Marcelo y otra a Mesut Ozil en el Real Madrid, y otra para David Villa en el Barcelona, además de una agresión de Mourinho sobre Tito Vilanova, el segundo entrenador de Josep Guardiola en el conjunto azulgrana.
Comportándose como un niño pequeño cuando pierde, el portugués no pidió perdón en la conferencia de prensa, y llegó a pronunciarse con ironía y cinismo sobre el segundo técnico del Barça
“Sobre ‘Pito’ Vilanova o cómo se llame, no tengo nada que ocultar”, dijo Mourinho, fingiendo desconocer el nombre del agredido. “Las cámaras lo han visto todo. He sido educado para jugar como un hombre y no caer al primer soplo”, añadió.
Lo que la cámaras registraron es bastante claro, ya que se ha visto al entrenador ‘blanco’ meter los dedos en un ojo a Tito Vilanova.
Sin embargo, el ‘espectáculo’ de Mourinho no sólo se limitó a ese gesto, ya que criticó al rival, comparándolo con un “equipo pequeño”.
“Hemos venido aquí a jugar, pero a partir del primer minuto del segundo tiempo no ha habido recogepelotas, como hacen los equipos pequeños. No es una crítica, es lo que ha pasado”, afirmó el portugués.
No es la primera vez que Mourinho se erige como protagonista tras una derrota de su equipo ante el Barça. La pasada campaña acusó a los catalanes de haber ganado la Liga de Campeone0s gracias a un supuesto trato de favor de la UEFA.
Sancionado por la instancia europea debido a aquellas acusaciones, al final su castigo inicial se vio reducido a tres partidos.
Pese a todo, a nivel deportivo, el portugués estuvo lúcido cuando analizó la evolución de los suyos.
“Si miras los últimos seis partidos ante ellos, ves los resultados y hay un gran equilibrio. Muchos empates, una victoria nuestra en Copa y una suya”, analizó.
Lástima que el portugués, animando a que sus pupilos estén agresivos sobre el césped, no insista en la búsqueda de ese equilibrio.