En una postura sin precedentes, la comisión de pesca de Japón emitió un informe donde menciona -por primera vez en su historia- la posibilidad de abandonar la caza de ballenas.
La información fue dada a conocer por el Yomiuri Shimbun, uno de los 5 periódicos estatales nipones, donde se da a conocer que si bien la mayoría de la comisión votó por continuar la llamada “caza científica” de cetáceos, un inédito voto minoritario se inclinó por reducir o incluso terminar totalmente la actividad.
“Si no podemos obtener la comprensión de la comunidad internacional sobre la caza científica de ballenas, entonces debemos reducirla o detenerla”, fue el argumento de los miembros de la comisión, según recoge la revista Discovery.
No se trata sólo de relaciones internacionales. La caza “científica” de ballenas cuesta al gobierno japonés entre 35 a 60 millones de dólares por año, los que durante la última temporada apenas pudieron ser reduitados debido al acoso de organizaciones ambientalistas. De hecho, la cacería de 2011 debió concluirse prematuramente, tras obtener apenas 170 de las 945 ballenas minke que se esperaban.
Adicionalmente, la insistencia japonesa en la cacería de ballenas está tensionando las relaciones internacionales con Australia, uno de sus principales socios comerciales y firme detractor de esta actividad.