El catarí Mohamed Bin Hammam, presidente de la Confederación Asiática, suspendido por presunta corrupción por la Federación Internacional de Fútbol, mantiene su inocencia, aunque se espera una dura sanción del Comité de Ética de la organización deportiva, este fin de semana.
El viernes y el sábado, las implicaciones en el caso de otros dos responsables del fútbol, Debbie Minguell y Jason Sylvester, personajes menos expuestos que Bin Hammam, también serán examinados por el organismo de la FIFA, aunque quien centrará la atención será el catarí.
El caso del catarí explotó a finales de mayo, justo antes de las elecciones a la presidencia de la FIFA, en la que se planteó como candidato para oponerse al finalmente reelegido, el suizo Joseph Blatter.
De Bin Hammam se sospecha que haya querido comprar votos en el marco de una reunión de la Confederación Caribeña de Fútbol, a principios de mayo en Trinidad y Tobago, con sobres de 40.000 dólares (28.000 euros).
Precisamente una serie de fotos de esos supuestos sobres marrones ya circuló en Internet sin que haya sido posible autentificarlos.
Ante el escándalo, el catarí retiró su candidatura antes de ser suspendido, un castigo que dura desde hace siete semanas, el tiempo que ha dedicado el Comité de Ética al estudio del caso en una investigación interna.
Al final del proceso electoral, Blatter, fue reelegido en un ambiente enrarecido por las acusaciones de corrupción, el pasado 1 de junio.
Pero el catarí, de 62 años, sigue defendiendo su inocencia y asegura que aportará las pruebas que lo demuestran el viernes, ante la audiencia del Comité de Ética de la FIFA, en Zúrich, donde se encuentra la sede de la organización deportiva, que decidirá sobre su caso, tras deliberar, el sábado.
“Estoy suspendido desde hace siete semanas porque habría sobornado a personas. ¿Y no sorprende a nadie que quienes habrían recibido sobornos no recibieron las mismas sanciones que yo?”, se interrogó Bin Hammam en su blog.
“No hay duda de que una campaña se organizó para asegurar que parezco culpable y eliminarme del fútbol mundial a los ojos de la justicia popular antes de la audición”, aventuró este hombre de negocios, que denunció las revelaciones hechas a la prensa sobre su caso.
Esas filtraciones dan cuenta de las supuestas pruebas contra el catarí, que no quiere ser un chivo expiatorio. De hecho, si el Comité de Ética le castiga con dureza, tiene previsto recurrir esa decisión ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), según revelaron a la AFP fuentes de su entorno.