Ocho bancos europeos, entre ellos cinco españoles, de los 91 sometidos a examen no lograron superar las pruebas de resistencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), según los resultados anunciados en plena crisis de la zona euro.
Entre las entidades que fallaron las pruebas se encuentran cinco españolas -cuatro cajas de ahorros y un banco-, dos griegas y una austriaca.
Un banco alemán, el Hesse-Thuringe (Helaba), se negó a que se publiquen sus resultados por cuestionar la metodología empleada, que supondría su fracaso, y aseguró que con sus propios criterios aprobaría la prueba.
Otros 16 bancos superaron el examen por la mínima, según el supervisor europeo que inicialmente no detalló los resultados, dejando en manos de las entidades y de los reguladores nacionales la responsabilidad de hacerlo.
El Banco Central español confirmó el suspenso de cinco entidades de las 25 del país que se sometieron a examen.
Los bancos españoles eran los maás numerosos de la lista, en la que figuraban instituciones de 21 países (incluyendo 13 bancos alemanes y seis griegos).
“Los resultados son los esperados”, dijo el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, quien precisó que las entidades españolas aplazadas en los “stress tests” no necesitarán capital porque ya están en proceso de reestructuración.
Dos entidades españolas, el Banco Pastor y la caja de ahorros CatalunyaCaixa, afirmaron el jueves que habían superado las pruebas, pero según sus propias normas y no las fijadas por la ABE.
La autoridad bancaria europea precisó que los ocho bancos que no han superado las pruebas necesitan un total de 2.500 millones de euros para reforzarse, aunque no precisó si esa cantidad engloba a los españoles.
Para superar las pruebas, los bancos tenían que justificar un ratio de fondos propios “duros” (core Tier 1) -el capital más seguro y fácilmente disponible- superior al 5% de los préstamos en circulación, en todas las situaciones estudiadas.
Las entidades tenían que precisar también por primera vez su exposición al riesgo llamado “soberano”, es decir, a las cantidades de deuda pública que han acumulado de países con problemas.
Sin embargo, la ABE no ha tomado en cuenta un eventual ‘default’ de Grecia, lo que fue criticado duramente por algunos analistas, dado que las agencias de calificación contemplan actualmente esta hipótesis.
Los bancos examinados en 21 países representan el 65% de los activos bancarios de la Unión Europea (UE) y muchos están altamente expuestos a la deuda de Grecia, en particular las entidades alemanas y francesas.
Según los medios financieros, que esperaban de 10 a 15 fracasos, los bancos españoles, alemanes y griegos eran los más amenazados.
Conscientes de que el fallo de la EBA podía echar todavía más leña al fuego de la crisis de la deuda soberana, los ministros europeos de Finanzas se comprometieron públicamente esta semana a apoyar a los bancos fracasados. Pero esto implica que los Estados ya asfixiados por la deuda necesitan endeudarse más.
El presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, anunció poco después la celebración de una cumbre de la Eurozona para el 21 de julio para abordar la crisis de la deuda y en particular, pergeñar el segundo plan de ayuda a Grecia.
Un año después de otros ‘stress tests’ criticados por no haber detectado el naufragio inminente de los bancos irlandeses, la UE sabía que su credibilidad estaba en juego, por lo que el supervisor europeo prometió que el examen sería en esta ocasión mucho más “severo”.
La EBA elaboró dos escenarios, uno base, con las principales previsiones económicas vigentes, y el otro “adverso”, que contemplaba hipótesis teóricas de ‘shoc’ económico en 2011 y 2012.
La hipótesis adversa preveía una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona del 0,5% en 2011, una caída del 15% de las bolsas europeas y un hundimiento de los mercados inmobiliarios.
Pero la evolución de la crisis de la deuda, con la degradación por las agencias de calificación de las deudas de Irlanda, Portugal e Italia, país que junto con España está siendo objeto del acoso de los mercados, podrían haber dejado ya estos escenarios obsoletos, señalaron analistas.