Alexandr Dolgopolov corría de pequeño con una raqueta en sus manos detrás de su padre, entrenador y, por esos tiempos, formador de la gran estrella masculina del tenis de su país, Ucrania, llamada Andrei Medvedev (finalista de Roland Garrós 1999, perdió ante André Agassi).
Tal vez imitando a Andrei, tal vez por exigirse en sostener un elemento más pesado que su propio cuerpo, Alex (o Dolgo, como lo llaman desde niño) se apoderó de una técnica muy particular. La que con el correr de los años y ya transformado en jugador profesional (2006) lo convirtió en una figura emergente en el circuito de la ATP y según palabras de colegas de profesión “ un rival con tiros poco descifrables, nunca se sabe que va a hacer…”.
Dolgopolov, hoy 22º en la clasificación del cuadro principal del Abierto de Inglaterra goza con su ubicación en el escalafón mundial pero también minimiza la importancia que el tenis tiene para él. Fanático de los autos de rally, aspira a tripular uno de ellos cuando deje de jugar. En la cancha es capaz de ejecutar un golpe lleno de ortodoxia como de cometer el error más infantil, como de buscar colocar un drop shot desde el fondo de la cancha cuando está 15-40 con su servicio a punto de perderlo y también de ceder el set en juego. Todo se lo toma con liviandad y a veces hasta da la sensación que juega más por placer, por diversión que como un modo de ganarse la vida.
Ante este joven nacido en Kiev en 1988 (el 7 de noviembre), con una altura de 1,80 y un peso de 71 Kg y cuyo mejor registro en un torneo grande hasta ahora son los cuartos de final de Australia 2011 (perdió ante Andy Murray), certamen que lo lanzó a la fama, tendrá que comenzar a jugar en Wimbledon Fernando González, tras una larga ausencia en campeonatos oficiales y en una superficie que perdona poco y obliga a mucho.
El tenista chileno ya conoce al ucraniano: éste lo eliminó en el único partido jugado hasta ahora entre ambos, Roland Garrós 2010, segunda ronda, 63, 64 y 63 para el europeo.
Precisamente esa superficie, la arcilla, es la que más le gusta a Dolgopolov.
En todo caso en esta temporada le fue bien en Costa Do Sauipe (perdió la final con Nicolás Almagro) y en Acapulco (semi, cayó ante David Ferrer) pero no en los campeonatos grandes del polvo de ladrillo (fue eliminado en las primeras rondas de Barcelona, Montreal y Roma, hizo tercera ronda en Roland Garrós 011, eliminado por Víctor Troicki). Y en el césped aquilata segunda ronda en Wimbledon 010 (Tsonga fue su vencedor) y segunda ronda en Halle 011 (lo eliminó Phillip Kohlschreiber quien sería campeón posteriormente).
¿Entonces, es un rival complicado o accesible para González?.
Complicado, por el momento de Fernando. El ex top ten vuelve al ruedo grande en un campeonato grande y con partidos al mejor de 5 sets, más allá de la superficie, la que a priori indicaría que con buenos servicios y golpes con bastante efecto los puntos se hacen más cortos. Sin embargo el pasto de Wimbledon ahora es más alto y las pelotas más “gruesas” y ello habla de puntos un poco más largos aunque no tanto como en la arcilla. Para González una primera ronda en un torneo del Gran Slam es una excelente opción para evaluarse.
Pero no es el rival adecuado… Dolgolpolov presenta un juego “ilegible”, lleno de variantes y provisto de muchos efectos. Puede tornarse en un adversario insoportable para alguien que desearía enfrentar a un oponente con un juego más franco. Y Dolgopolov no lo es… Si pasa la valla ucraniana, González podría enfrentarse en segunda ronda con el español Rubén Ramírez Hidalgo y en tercera ronda con un candidato “pesado”: el francés Jo Wilfried Tsonga (12)… Dolgopolov tiene la palabra. ¿O los golpes?
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