El pasado 25 de abril y por un costo anual de 14.388.000 pesos + IVA, la empresa BrandMetric se adjudicó la licitación del servicio de monitoreo de redes sociales, bajo cuya premisa el gobierno espera seguir de cerca las opiniones de la ciudadanía respecto de los temas que involucren a la administración del presidente Sebastián Piñera.
Pero… ¿cuán de cerca?
Esta es la pregunta que ha causado revuelo entre los usuarios de Internet, quienes ven en el servicio no sólo un mal uso de los recursos públicos, sino también una intromisión en la libertad de expresión y privacidad de cada persona.
BrandMetric no es una recién llegada al rubro de las mediciones. Desde hace más de 5 años ofrece sus servicios a las empresas interesadas en conocer qué opina el público sobre sus marcas y productos. Sin embargo, la información sobre sus directores o sus clientes es prácticamente nula en su propio sitio web.
Nada que Google no solucione: a la cabeza de BrandMetric está Sebastián Gumucio Aninat, quien desde enero de 2010 es propietario y CEO de la empresa, en colaboración con su fundador, Carlos Orrego, quien pudo proveer los primeros datos desde blogs gracias a su proyecto, Orbitando.com.
“Nosotros competimos con las encuestas, pero con la ventaja de que podemos entregar resultados mucho más rápido, al instante, de hecho y con muestras mucho más grande. Por ejemplo, la encuesta CEP se hace con 1.500 personas, en cambio nosotros revisamos unos cien mil usuarios de Twitter, más los de otras redes sociales”, explicaba Orrego durante una entrevista concecida a LUN en 2010.
¿Qué mide exactamente BrandMetric?
De la misma forma en que un buscador examina páginas web y permite obtener resultados de ello, el sistema de BrandMetric registra continuamente diversas redes sociales -como blogs, Twitter o Facebook- a fin de conocer lo que se dice sobre temas específicos.
La diferencia radica en que, posteriormente, estos hallazgos se evalúan matemáticamente, permitiendo conocer en tiempo real si las opiniones de la gente son favorables o no.
El sistema sin embargo no es perfecto, como detalla el propio Orrego:
“La cultura nacional es muy sarcástica e irónica, por lo que a veces lo que se lee como positivo puede ser una crítica muy dura. Por ejemplo, el típico twitteo de “feliz con mi banco: hoy sólo esperé 2 horas en la caja”. No hay herramienta digital que detecte eso, hay que hacer el trabajo humanamente y con gente que sea de la cultura local”.
Pero obviando la semántica, BrandMetric puede entregar reportes ricos en detalles como el lugar, fecha y hora en que se hizo un comentario, así como de los términos que se utilizaron.
Esto es uno de los aspectos que más preocupa a los cibernautas, toda vez que la licitación incluía una de las últimas “joyitas” de la consultora: la geolocalización, que es capaz de informar con precisión de metros la ubicación geográfica desde la cual se hizo un comentario en Twitter, siempre que el usuario haya habilitado el servicio.
Una funcionalidad que alberga tantas dudas como la exigencia de “almacenamiento en la nube” de los datos recopilados. Esto significa que aún si los usuarios eliminan sus opiniones o comentarios, estas quedarán registradas en los servidores a los que tiene acceso el gobierno.
El rechazo a la iniciativa ya ha traspasado las barreras virtuales por cuanto la dirigencia regional de la DC en Osorno manifestó que este sistema “es propia de una dictadura“, y que incluso podría dificultar a una persona obtener empleo, según sus posturas políticas.