La OTAN negó el martes carecer de medios para proseguir hasta el final su ofensiva en Libia, como lo dan a entender un número creciente de responsables militares al constatar que la ofensiva, iniciada hace casi tres meses, se eterniza sin que el coronel Muamar Gadafi dé señales de ceder.
“Seguimos manteniendo un ritmo de operaciones intenso”, dijo en Bruselas la portavoz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Oana Lungescu.
“Es evidente que la OTAN dispone de recursos para mantener la presión sobre el régimen de Gadafi. Sabemos que eso lleva tiempo”, agregó.
Los 28 países miembros de la OTAN “examinan actualmente cómo aportar de la mejor manera posible los recursos necesarios para cumplir esa misión” y “el secretario general (de la organización, Anders Fogh Rasmussen) ya expresó la semana pasada su confianza en que eso se logrará”, subrayó Lungescu.
La ofensiva, bajo mandato de la ONU, se inició el 19 de marzo, con bombardeos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña contra las tropas del régimen, sin haber conseguido hasta ahora doblegar a Gadafi, en el poder desde 1969.
El secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, advirtió la semana pasada que la reducción de los presupuestos de defensa de los aliados comprometían el futuro de la misión militar en Libia.
“Sobre la operación de la OTAN en Libia, es un hecho dolorosamente evidente que hay lagunas –de capacidad y de voluntad– susceptibles de comprometer la capacidad de la Alianza para llevar a cabo una campaña integrada, eficaz y duradera por tierra y aire”, dijo Gates el viernes en Bruselas.
Gates, que dejará su cargo a fines de mes, señaló que algunos aliados comienzan a faltar de municiones y lamentó que esos países exijan “una vez más que Estados Unidos compense la diferencia”.
El almirante Mark Stanhope, jefe de la Armada Real británica (Royal Navy), estimó este martes que su país deberá volver a evaluar sus prioridades en Libia si la ofensiva dura más de seis meses.
El general francés Stéphane Abrial, comandante supremo aliado, también sostuvo este martes en Belgrado que “si las operaciones se prolongan, por supuesto que el asunto de los recursos se volverá crítico”.
“En realidad, no sabemos nada”, dijo un experto militar, Joseph Henrotin, investigador del Centro de Análisis de Previsión y de Riesgos Internacionales (CAPRI), con sede en París.
Según Henrotin, el problema no reside tanto en las capacidades militares de los aliados como en su “disponibilidad”, y menciona en particular la cuestión del material de repuesto.
Noruega, que participaba en la misión en Libia con seis cazas F-16, anunció el viernes pasado que pondrá fin a su acción militar el 1º de agosto, dos meses antes de la expiración del actual mandato de la OTAN.
Los aliados tienen que “entender que Noruega, con una fuerza aérea limitada, no puede garantizar una gran contribución aérea durante mucho tiempo”, adujo el ministro noruego de Defensa, Grete Faremo.
El almirante Pierre-François Forissier, jefe de Estado Mayor de la Marina francesa, mencionó “un problema de recursos humanos”. Además, si el portaaviones “Charles de Gaulle” participara en la operación libia hasta fines de 2011, “no podría realizar operaciones durante todo 2012″, por cuestiones de mantenimiento, indicó.
Para Henrotin, los aliados tienen medios militares, pero enfrentan problemas financieros.
Una fuente del ministerio francés de Defensa estimó que el costo de la misión libia para Francia es de 1,2 millones de euros por día.
“¿Hay que destinar los recursos disponibles para recortar el déficit público o para la operación en Libia? Es una decisión política”, señala el investigador, en referencia a la crisis que obliga a los países da la Eurozona a drásticos ajustes.