El partido islamista moderado que gobierna en Turquía obtuvo este domingo una aplastante victoria en las elecciones legislativas, y podrá formar gobierno en solitario por tercera vez consecutiva, según proyecciones de las televisiones.
Tras el recuento del 99% de los votos, el Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde 2002, obtuvo el 50% de los votos, según las cadenas de televisión.
El partido podrá formar gobierno en solitario, ya que tiene una cómoda mayoría absoluta en el Parlamento, con 326 de los 550 diputados.
“Hoy, una vez más, han ganado la democracia y la voluntad nacional”, proclamó Erdogan, acompañado de su esposa Emine, desde el balcón de la sede de su partido en Ankara, dirigiéndose a miles de simpatizantes.
Erdogan, ex militante islamista, añadió que con la victoria del AKP “han ganado también Gaza, Palestina y Jerusalén”, dando una nueva muestra de simpatía al mundo musulmán y en particular a la causa palestina.
Tras el AKP, el principal opositor, el Partido Popular Republicano (CHP, socialdemócrata), cuenta con el 25,9% de los sufragios y el Partido Acción Nacionalista (MHP), tercero, con el 13%, según las televisiones.
Los candidatos presentados como independientes por la principal formación pro kurda obtuvieron treinta escaños en el Parlamento.
Más de 50 millones de electores, de una población de 73 millones, estaban convocados para la renovación del Parlamento. El voto es obligatorio en Turquía so pena de una multa.
El AKP se queda sin embargo sin la mayoría de dos tercios (367 diputados) necesaria en el Parlamento para modificar, sin consultar con la oposición, la Constitución heredada de los militares tras su golpe de Estado de 1980.
Erdogan prometió el domingo por la noche buscar “el más ampio consenso” con la oposición y la sociedad civil para “hacer una nueva Constitución liberal digna de Turquía”.
El primer ministro prometió que el nuevo texto se apoyaría en principios democráticos y pluralistas, y se comprometió a encontrar una solución al conflicto kurdo.
Durante toda la campaña, Erdogan puso en relieve la buena salud económica de Turquía, actualmente 17ª economía mundial con un crecimiento “al estilo chino” de 8,9% en 2010, y una inflación controlada alrededor del 6%.
Pero la oposición denuncia su autoritarismo creciente, y los atentados contra la libertad, en particular la detención de periodistas.
“Voté por el retorno a una democracia normal en Turquía, donde la gente no tenga miedo de mostrar sus opiniones”, declaró a la AFP en Ankara Engin Ünsa, funcionario jubilado, que no ocultó su opción en favor de la oposición.
Erdogan no oculta sus ambiciones de avanzar hacia un sistema presidencial, pero una importante parte de la opinión teme que el país derive hacia el autoritarismo en caso de producirse estos cambios.
Después de una época marcada por coaliciones inestables y efímeros gobiernos, Turquía finalmente se estabilizó política y económicamente, bajo la dirección del AKP que también consiguió hacer que el ejército, en otro tiempo actor político de primer plano, volviera a sus cuarteles.
Pero la perspectiva de una adhesión a la Unión Europea está en el limbo, entre otras cosas por la oposición de Francia y de Alemania.