Un artículo donde se cuestiona el “abuso” en la utilización de gases lacrimógenos por parte de Carabineros publicó esta semana el diario español El Mundo, junto con exponer antecedentes sobre sus potenciales daños a la salud.
El matutino, de tendencia conservadora, hizo un recorrido por Valparaíso tras las manifestaciones de este 9 de mayo contra el proyecto HidroAysén, entrevistando a varios afectados por las sustancias químicas.
“En casi todas las concentraciones acabamos tragando gases lacrimógenos. El Día del Trabajador, el 21 de mayo, ahora con HidroAysén… cualquier ocasión es buena para que nos rocíen con agua envenenada”, declaró David Morales a la prensa hispana.
“Ayer por ejemplo los chorros del zorrillo no me llegaron a dar. Sin embargo, llegué a casa con los ojos hinchados, no veía nada. Mi polola se puso a estornudar sin parar, nos picaba todo. Lo peor fue para nuestra guagua, de un año. Se le irritó toda la piel sólo con mi presencia”, sentencia.
Pese a que un Carabinero de la 7º Comisaría de Valparaíso -quien pidió reserva de su identidad- aseguró que los gases sólo se usan en circunstancias extraordinarias, El Mundo afirma que el uso “de estas sustancias tóxicas” es habitual tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica.
Pero más preocupante aún, el diario revela que los gases usados por Carabineros son fabricados exclusivamente para su uso en Chile, estando prohibidos en Estados Unidos e Israel -países que los fabrican- así como en la mayoría de los países del mundo.
“Hay antecedentes documentados de que los agentes químicos con que se fabrican las bombas lacrimógenas son abortivos. Además de producir graves daños a la salud, inciden negativamente en los aparatos reproductivos masculino y femenino”, explicó el doctor Andrei Tchernitchin, experto en toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Tchernitchin comentó que el interés médico por las consecuencias de los gases lacrimógenos comenzó durante la Dictadura. En ese entonces pidieron a los alumnos de la Facultad de Medicina que habían participado en manifestaciones que donaran sangre para analizarla, descubriendo que los leucocitos se desgranulaban a gran velocidad, produciendo alteraciones de diverso tipo en el organismo.
“Hay probabilidad de que las sustancias químicas de las bombas lacrimógenas afecten las funciones reproductivas, dañen al feto en el último trimestre del embarazo, y a los niños en los primeros años de vida, provocando efectos en la salud que pueden resultar irreversibles”, explicó a El Mundo.
Tchernitchin comentó que “curiosamente”, tras la difusión de estos resultados, Carabineros dejó de lanzar bombas lacrimógenas cerca de la Facultad.