La candidata presidencial peruana Keiko Fujimori dijo en una entrevista con la AFP que si gana la elección del 5 de junio gobernaría mezclando la política de seguridad del ex presidente colombiano Alvaro Uribe y la social del ex mandatario brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva.

La derechista Keiko Fujimori, que disputará la segunda vuelta con el izquierdista Ollanta Humala, recibió a la AFP en su residencia al este de Lima pocas horas antes de que ella iniciara un gira por el norte del país.

“En los temas de seguridad considero que el presidente Uribe ha tenido grandes avances y le ha dado mucha estabilidad a Colombia, pero en temas de política social me gusta mucho lo que ha hecho Lula, ha logrado cifras extraordinarias en la lucha contra la pobreza”, dijo Fujimori preguntada sobre los líderes internacionales que han tenido influencia sobre ella.

“El programa social de Brasil es algo que estoy evaluando y analizando”, dijo la aspirante.

De 35 años, la edad mínima para ser candidata, Keiko Fujimori es la hija del ex presidente Alberto Fujimori, condenado en 2009 a 25 años de prisión en una guarnición policial de Lima por violación a los derechos humanos y corrupción en su gobierno, entre 1990 y 2000.

La relación con el gobierno de su padre y los derechos humanos son justamente dos temas sensibles para la candidata, quien dice no haber tenido tiempo de ir a visitarlo a su sitio de reclusión desde que pasó a la segunda vuelta.

“Lo he visto el día antes a la elección (que fue el 10 de abril). Sé por mis hermanos que está con muy buen ánimo, que está estable de salud: no he tenido tiempo de verlo por las giras y por estar redefiniendo la estrategia electoral”, dice.

Keiko Fujimori debe tener una alta dosis de equilibrismo para poder reivindicar la parte buena del gobierno de su padre y desmarcarse de toda ese herencia de corrupción y violación de los derechos humanos que le tienen en la cárcel.

“Hay un gran recuerdo de las personas por los logros del gobierno de mi padre. Reconozco que ha habido grandes errores pero yo no soy Alberto Fujimori sino Keiko Fujimori; he tenido coincidencias pero también discrepancias, he sido crítica de mi padre cuando él ha sido presidente”, dice.

“Lo mejor de su gobierno fue haber traído la paz y haber derrotado al terrorismo; lo más negativo no haber enfrentado más proactivamente la corrupción”, agrega la candidata.

También señala que “voy a ser absolutamente respetuosa de la democracia, de los derechos humanos y de la libertad de prensa y me preocuparé de convocar personas que han tenido una trayectoria en defensa de estos principios”.

Uno de los temores de sus opositores es que indulte al ex presidente pero ha repetido hasta el cansancio que no lo hará, una convicción que sin embargo no despeja las dudas.

En la primera vuelta, el 10 de abril pasado, Keiko fue segunda, con 23% detrás de Humala, 31%, dejando por fuera de la contienda a los centristas ex ministro Pedro Pablo Kuczynski y ex presidente Alejandro Toledo.

La única encuesta realizada desde entonces, de la empresa Ipsos-Apoyo publicada este domingo, señala que para la segunda vuelta Humala tiene una intención de voto de 42% contra 36% para ella, con un 22% de personas indecisas o que votarán nulo.

Dice estar contenta con la encuesta: “creo que ha sido muy buena; la primera vuelta terminamos con 8 puntos de diferencia, y en esta primera foto hay 6 (de desventaja). La tendencia está acercándose y estamos muy optimistas, satisfechos y agradecidos”.

Dice que los candidatos perdedores en la primera vuelta están evaluando sus apoyos para la segunda vuelta, e indica que “vamos a esperar pero soy consciente de que los votos son difíciles de endosar”.

En una campaña muy polarizada, Keiko Fujimori retiene las esperanzas de sectores que privilegian la economía (en un país que el año pasado creció a más de 8%) y que temen que el izquierdista Humala -percibido como un aliado del presidente venezolano Hugo Chávez- cambie el modelo.

Pero en cambio sectores progresistas como un riesgo para el país la llegada al poder de una persona que, como Fujimori, representa los valores de un régimen cuyas principales figuras están en la cárcel.