Para los penes realmente pequeños, fenómeno raro, los extensores son más eficaces que las bombas, los ejercicios, las inyecciones de botox, y menos peligrosos que las técnicas quirúrgicas, según un análisis de la literatura científica realizado por urólogos italianos.
El estudio está publicado en el Diario de la Asociación Británica de Cirujanos de urología.
Según Marco Oderda y Paolo Gontero, de la Universidad de Turín, un pene se considera normal cuando su parte superior y de la unión con la piel pubo-peniana hasta el meato mide al menos 4 cm flácido y 7,5 cm erecto. Con variables en función de la talla y de la corpulencia. Por debajo de esas medidas, se trata de micropenes, algo muy raro.
Sin embargo, según el profesor Gontero, “un número creciente de pacientes acuden al urólogo por un problema de pene corto” cuando de hecho “la longitud es normal en la mayoría, que tienen tendencia a sobreestimar la dimensión normal de un falo”.
Muchos de ellos sufren dismorfobia: no les gusta nada o parte de su cuerpo y podrían consultar a un terapeuta para ganar en autoestima física, señalan los científicos. En un grupo al que se mostró un gráfico que establecía cómo se situaba cada uno respecto a otros, un 70% abandonó la idea de una operación quirúrgica, según un estudio.
Los investigadores encontraron en la literatura científica diez estudios sobre el tema, la mitad sobre técnicas quirúrgicas realizadas en 121 hombres. Los métodos no invasivos fueron probados con 109 sujetos. Las edades de los concernidos variaban entre 24 y 56 años.
Los procedimientos quirúrgicos como la disección del ligamento suspensor, que conlleva un aumento de la longitud de 1,3 a 2,5 cm, pueden ser peligrosos y presentan un nivel “inaceptablemente alto de complicaciones”, según el estudio.
Entre los métodos no invasivos, probados con 109 sujetos, los “extensores de pene” basados en el principio de la tracción parecen ser los más eficaces y en general se toleran bien. Por debajo de la ropa no se ven y se pueden llevar de día.
Un estudio muestra un crecimiento medio de 1,8 cm tras utilización mínima de seis horas diarias durante cuatro meses, otro un alargamiento de 2,3 cm del pene en posición de reposo y de 1,7 cm en erección tras una utilización mínima de cuatro horas diarias durante seis meses. Resultados confirmados por un tercer estudio.
Una “bomba para pene”, que aspira el pene y lo tensa, no ha resultado eficaz al cabo de seis meses, “aunque haya procurado una especie de satisfacción sicológica a algunos”, indican los científicos.
Anillos elástico o rígidos alrededor de la base del pene y del escroto (bolsas) “pueden aumentar la talla del pene y mantener las erecciones en los hombres ansiosos”, que siguen en paralelo un tratamiento médico. Pero solo fueron evaluados dos casos.
En cuanto a los ejercicios de alargamiento del pene, muy mentados en internet, no existe prueba alguna de su eficacia.
Los científicos señalan que todas estas técnicas no aumentan la circunferencia del pene. Tampoco la disminuyen.