Un año después de verse obligada a pedir ayuda financiera internacional, la economía de Grecia se halla en estado crítico y combina recesión aguda y aumento de la deuda, en medio de intensas presiones de los mercados.
El gobierno griego presentó el viernes una “hoja de ruta” para salir de la crisis, que se añade al drástico plan de ajuste adoptado en 2010, que incluía cortes salariales para los funcionarios, reforma de las pensiones o alzas de impuestos.
Esta vez, el ejecutivo detalló un amplio programa de privatizaciones, que debería aportarle al endeudado Estado entre 12.000 y 16.500 millones de euros hasta el año 2013, gracias a la venta de algunas “joyas” del sector público, como empresas eléctricas, ferrocarriles o casinos.
Como previeron algunos economistas, estas medidas de un excepcional rigor y austeridad, exigidas por la Unión Europea (UE) y el FMI a cambio de un préstamo de 110.000 millones de euros, han reducido el consumo y acentuado la recesión iniciada en 2009.
El PIB griego cayó un 4,5% en 2010.
Aunque Grecia y sus acreedores aseguran que 2011 será el tercero y último año de recesión, las perspectivas son poco optimistas para que el país pueda retornar al mercado para financiarse a largo plazo.
Este viernes, las tasas griegas a 10 años volvieron a alcanzar máximos históricos desde la implementación de la moneda única, colocándose por encima del 13%.
“La situación es aún crítica (…), pero Grecia podrá a lo mejor acudir a los mercados hacia fin de 2012″, opina Angelos Tsakanikas, del Instituto de investigación económica e industrial (IOBE), cercana de la patronal griega.
Por el momento, gracias a las medidas adoptadas en la primavera boreal de 2010, Grecia redujo en un año su déficit (15,4% del PIB en 2009) en al menos cinco puntos, “un progreso muy importante si se tiene en cuenta la recesión”, según Georgios Pagoulatos, profesor de economía de la Universidad de Atenas.
Sin embargo, “pese a este efecto positivo, el lastre de la deuda”, que se elevará a 152% del PIB en 2011 y 157% en 2012 –la más alta de la zona euro por delante de Italia (120%) e Irlanda (114%), según el FMI–, “impide a Grecia convencer a los mercados, que siguen siendo muy hostiles”, subraya este universitario.
La colosal deuda griega de 330.000 millones de euros sigue alimentando los argumentos de las agencias de calificación de riesgo (Standard & Poor’s, Moody’s Investors Service) sobre la insolvencia del país.
Todo ello provocó, en marzo, en víspera de una cumbre de la UE, una nueva rebaja de la nota soberana griega, que cayó a la categoría de los países que corren el riesgo de impago.
Los mercados continúan apostando por una reestructuración de la deuda total del país, lo que acarrearía el impago de una parte del capital prestado, una opción catastrófica que tendría graves repercusiones en toda Europa.
Este riesgo es desmentido a diario por el gobierno griego y sus acreedores, la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Grecia resolverá sus problemas “no reestructurando su deuda, sino reestructurando al país”, declaró este viernes el primer ministro griego, Georges Papandreou, al presentar esa “hoja de ruta”.
Un día antes, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dio a entender que esperaba hasta “junio” para analizar detalladamente el plan de Grecia y sopesar así la solvencia del país, y el carácter inevitable o no de una reestructuración de su deuda.